martes, 14 de octubre de 2014

YO, (killer-) ROBOT



El próximo 20 de octubre, en Nueva York, Naciones Unidas (ONU) organiza un encuentro con representantes de distintos países y miembros de ONGs con un objetivo cada vez más preocupante a la vez que asombroso, detener el desarrollo y producción de killer-robots.


La literatura y el cine han propuesto distintas distopías en las que máquinas con desarrollada inteligencia artificial ponían en jaque y hasta sometían a la propia humanidad. Desde el musculoso “Terminator” creado para asesinar humanos, pasando por la “Matrix” generada por las máquinas para esclavizarnos, incluso refinadas versiones como la propuesta por Arthur C. Clarke en “2001, Odisea Espacial”, los humanos descubren con horror como las máquinas, computadoras y robots se vuelven contra la humanidad con sed de venganza o dominio. Debemos desconfiar de nuestra tostadora eléctrica?
Los killer-robots son definidos como armas completamente autónomas, sistemas que pueden elegir y atacar blancos sin la intervención o decisión importante de ningún ser humano. Hoy los famosos drones del ejército norteamericano desempeñan funciones tácticas militares atacando y destruyendo blancos. Se trata de pequeños vehículos aéreos no tripulados que son enviados a cumplir estas misiones. Cuentan con una inteligencia artificial que les permite el desplazamiento, la ubicación del blanco y la ejecución del mismo mediante el disparo de las armas con las que se los equipa. Hoy, al menos, la decisión y control del drone pertenece a un operario militar humano, sin embargo la tecnología para dotar a tales armas de un sistema de toma d decisiones autónomas ya es prácticamente posible. Las implicancias de consentir que se permita a una máquina la posibilidad de tomar la decisión de cuándo mata y a quién en un campo de batalla es muy grave, e implica consecuencias en distintas áreas, así lo indica Steve Goose, director de la División Armas de Human Rights Watch: “el control humano de la guerra robótica es esencial para minimizar los daños y muertes a civiles”
En su aspecto militar, cómo podrá distinguir un killer-robot, es decir, un arma con capacidad de decisión autónoma, si se trata de blanco civil o militar? Si el blanco elegido ha depuesto su capacidad combativa, si media proporcionalidad entre el ataque y la respuesta elegida por el sistema autónoma decisorio del arma-robot? Cuál es la cadena de mando bajo la que se inserta? Cuáles son las reglas del combate (rules of engagement) de acuerdo a las circunstancias? Cuántas las bajas suficientes, cuál el poder ofensivo razonable a desplegar?
Estas preguntas sobrepasan el campo militar para adentrarnos en el derecho de guerra, el derecho humanitario y los derechos humanos; podrán sus decisiones tener en cuenta el respeto a dicha normativa?
Y ya nos pasamos a un campo más profundo como la ética. Teniendo capacidad de decisión autónoma (es decir, no depende de nadie más que de si mismo para tomar decisiones), cuando hablamos de un killer-robot, se trata de un agente moralmente responsable de las consecuencias? Puede un robot ser culpable? Puede su decisión independiente contemplar las implicancias que estén más allá de un cálculo de eficacia o eficiencia? Supongamos que un drone ofensivo se encuentra ante un niño-soldado, podrá distinguir la situación antes de ejecutar su decisión de tomar su vida? Si una línea de suministros abastece no solo a soldados enemigos sino también a civiles no beligerantes y que dependen de la misma para su supervivencia, considerará la situación o solo decidirá de acuerdo a criterios militares? Podrá tal tecnología discriminar el poder de la respuesta entre neutralizar a un combatiente enemigo y eliminarlo?
Será entonces tal robot responsable de sus actos, puesto que es su sistema autónomo quien decidió? No implicaría el considerarlo agente moral, considerarlo definitivamente Persona? En 1940 el genial Isaac Asimov, diseñó las tres leyes de la robótica, cuestión clave para entender películas como “Yo, Robot”, “Robocop” y la producción literaria y cinematográfica ciencia ficción que gira en torno al tema. El enunciado de Asimov prescribe: Primera Ley: Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Segunda Ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entraran en conflicto con la primera ley. Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ésta protección no entre en conflicto con la primera ley o la segunda ley. Asimov intuía un grave conflicto y trató de colocar un límite, siempre, en la ficción.
Ahora bien, la película “Yo, Robot” (basada en un cuento de Asimov) pone a un robot ante un dilema ético, cuando debe optar por salvar la vida de un adulto o la vida de una niña, optando el robot por salvar al adulto ya que en términos lógicos-porcentuales, éste tenía mejores posibilidades de sobrevivir, sin tener en cuenta que cualquier ser humano hubiera tomado como principal argumento a la hora de decidir que los niños son primer objeto de protección, más allá de los porcentajes racionales. Y si se trata de un anciano  o una mujer embarazada? Volviendo a los drones, cómo podría un arma de decisión autónoma considerar estas variables? Podrá un robot cuestionar una operación a la que es enviado si su cumplimiento implicaría una objeción de conciencia? Producidos en masa, podría implicar que ciertas naciones tengan verdaderos ejércitos de drones y robots soldados con capacidad de matar seres humanos? Puede tal ejército ser moralmente aceptable? Puede tal ejército volverse contra su creador?
El Profesor Noel Sharkey, especialista en robótica, miembro y co-fundador de la ONG en contra del desarrollo y producción de killer-robots y director del Comité para el control de armas-robot aclara: “los sistemas de armas autónomas no pueden garantizar un predecible cumplimiento de las leyes internaciones, las naciones no están hablando al respecto lo que pone a la humanidad frente a un gran riesgo”.
En “Yo, Robot” o “Bicentennial Man” (también basada en “The Positronic man” de Asimov) los robots en cuestión desean “humanizarse” en la ficción, pero el paso de la ficción a la realidad ha resultado ser mucho más complejo.
El desarrollo y la implementación de tal tecnología debe ser discutido y prohibido antes de que sea demasiado tarde. El 20 de octubre, la ONU debatirá la cuestión.


Para más información: www.stopkillerrobots.org

miércoles, 3 de septiembre de 2014

QUÉ ES EL YIHADISMO?

El degollamiento de un periodista en Oriente Medio a manos de un militante de la yihad islámica actualizó una palabra que había irrumpido con fuerza luego del atentado a las “Torres Gemelas” en septiembre 11 de 2001. Quiénes son, qué piensan, por qué atacan los yihadistas son preguntas que aparecen como necesarias para tratar de entender uno de los puntos claves en la realidad mundial luego de la Guerra Fría.
La caída del “Muro de Berlín” marcó sin dudas el final de una configuración internacional dividida en dos bloques que disputaban ideológicamente y que llevaron a disputar las diferencias de sus dos referentes, EEUU y la URSS en distintos ámbitos, desde Corea y Vietnan, a los mercados económicos o la carrera espacial.
Este reacomodamiento encontró primero la teoría del “fin de la historia” de Francis Fukuyama (proclamaba el triunfo del capitalismo) y el “choque de civilizaciones” de Samuel Huntington quien describió un supuesto nuevo conflicto entre Occidente y el mundo Musulmán. No casualmente ambos pensadores están vinculados al Departamento de Estado de EEUU, por lo que sus postulados son parte de los “think tank” de política international de ese país (los “tanques de pensamiento” son centros de emisión de ideas que respaldan posturas que las financian)
En primer lugar creo que poner a la cultura musulmana o islamista como naturalmente enemiga de occidente es un error grave e intencionado. Ésta cultura es riquísima y, siendo uno de los tres grandes monoteísmos, es parte integrante de nuestro propio mundo. Además uno no puede sino maravillarse ante el esplendor arquitectónico de La Alhambra, la belleza literaria de Las Mil y una Noches, la filosofía de Avicena, de Averroes, sus matemáticos y astrónomos, y todo un florecimiento cultural asombroso.
Aclarado esto digamos ahora que el “yihadismo” es una corriente que tiene su origen en el pensamiento islámico, pero llevado a un nivel absolutamente extremo, intolerante y violento que no puede ser asimilado al mundo islámico.
Yihadismo viene de Yihad, una idea algo diversa de explicar que que vamos a reducir en su sentido actualmente mas difundido como lucha, esfuerzo por imponer el islam como cosmovisión, por volver a la más rígida interpretación ortodoxa de su religión, lo que implica una fusión absoluta de religión, ley, estado y sociedad. La idea es islamizar las sociedades en todas sus estructuras y si bien comenzó como un fenómeno local, es decir, dentro del mundo islámico, claramente en los últimos años ha desarrollado una visión globalizadora de la yihad, llevándola a otros países y con una pretensión de extensión mundial. Es por esto que muchas veces oímos hablar de “integrismo”, dado que es una política y violenta de integrar toda la realidad bajo el manto de los preceptos más rígidos del islam.
Así el fenómeno es heterogéneo en cuanto a los métodos, organizaciones, integrantes, territorios, pero homogéneo en ésta idea de imponer por la fuerza la ortodoxia más rígida, y el enfrentamiento no es solo con occidente, a quienes consideran una sociedad decadente e infiel, pero también en contra de la religión judía e incluso de los propios musulmanes moderados.
Existen numerosas organizaciones yihadistas pero a partir del 11-S es la red AL Qaeda la más conocida. Sin embargo en los últimos meses ha aparecido una organización más violenta, quizás más extremista en sus objetivos globales que ha logrado algo que Al Qaeda no logró, que es hacerse del control de un territorio. En efecto, “Estado Islámico de Irak y el Levante” (EIIL) que ha logrado copar un territorio que pertenece en parte a Siria y en parte a Irak, y donde no solo aplica brutalmente la sharia (código de culto religioso y moral con fuerza de ley civil) sino que ha realizado una limpieza religiosa y étnica extrema asesinando a cientos de personas a fin de consolidar un territorio de adeptos incondicionales, e incluso ha pronunciado la creación del Califato de ese territorio, es decir adoptaron para el mismo una forma política de naturaleza religiosa.. Teniendo en cuenta que el objetivo de EIIL es globalizador es de esperar que intente extender sus fronteras en influencia a toda Siria e Irak, lo cual generaría a corto plazo un conflicto ineludible con Israel, lo cual implica a priori una guerra hasta las últimas consecuencias, en donde miles de vidas serán expuestas a hechos atroces, y ya se ve como cientos de miles de familias en Oriente Medio huyen desesperadas de las zonas geográficas ocupadas por lo yihadistas.
En territorios no ocupados, los métodos preferidos han sido los atentados explosivos, secuestros y proselitismo fuertemente excluyente e intolerante
Para el yihadista, solo hay una vida perfecta que es la que se vive cumpliendo sus principios, y toda visión que se le oponga debe ser confrontada hasta la vigencia plena de su propia en visión en todo el globo.
El desafío a futuro es importante, las respuestas armadas no parecen agregar más escalada de conflictividad, con el grave error, además, de estigmatizar a la cultura islámica, tan rica y cierto punto de vista, tan nuestra también.




jueves, 24 de julio de 2014

NO HAY MUERTO QUE NO ME DUELA. La Franja de Gaza


La Franja de Gaza es una lonja de tierra estrecha, 40 km de largo con un ancho entre 11 y 8 km enclavada en Palestina, con la mayor densidad poblacional del mundo, dado que allí viven un millón y medio de personas. La densidad poblacional es de 4.100 personas por km2, comparemos con nuestra ciudad, Casilda tiene una densidad aproximada de 1, 5 personas por km2. Cuando tanta gente vive en tan poco espacio, todo lo que socialmente no funcione (servicios públicos, estructura edilicia, sanidad, educación, etc) provoca un desastre humanitario. Si además está bajo circunstancias de conflicto armado, la situación es sumamente delicada y grave.
Israelís y Palestinos comparten una zona geográfica que es un riquísimo patrimonio histórico, religioso y cultural, pero la cuestión que intenta resolverse es de Derecho Internacional. Desde el final de la 2º Guerra Mundial, la instauración del Estado Israelí está en tensión con la creación del Estado Palestino, lo que ha llevado a numerosos conflictos armados y a la fijación de posiciones extremas en ambos lados.
Si el Estado Palestino (todavía no pacíficamente reconocido, siendo para la otra postura solo una administración autónoma) consta de distintas franjas geográficas (la sede administrativa, Ramala, está en el sector de Cisjordania) por qué el mayor conflicto está en Gaza? Es que desde allí se concentra la actividad más importante de Hamás, movimiento islámico extremista y terrorista que junto a Al-Fatah propugnan la Liberación de Palestina, lo cual en un sentido extremo implica la desaparición del Estado de Israel. No hace falta sacar muchas cuentas para advertir que las posiciones hacen a la existencia misma de israelíes y palestinos, por lo que el conflicto es grave, pero si el escenario es Gaza, cualquier cosa que suceda implica la muerte de muchos inocentes.
A raíz de los actos terroristas palestinos lanzados desde la Franja, el ejército israelí impuso un fuerte bloqueo (desde 2007) por lo que los gazatíes viven de la ayuda humanitaria que especialmente presta la ONU. Vivir en Gaza en convivir con la muerte y la miseria.
El Papa Francisco visitó Jerusalén en mayo y realizó el “abrazo de las tres religiones” con un claro mensaje conjunto de la necesidad de realizar la paz en la región. Como si los más extremos de cada lado hubieran olido peligro, casi inmediatamente empezaron las agresiones, cuyo detonante fueron los jóvenes secuestrados y asesinados, tres por cada pueblo. A partir de allí la violencia se disparó, y finalmente no solo se intercambian misiles y blancos selectivos, sino que actualmente el ejército israelí ha tomado posiciones terrestres, superando a la fecha los muertos en la franja el número de 500, entre los cuales se encuentran muchos niños.
El terrorismo de Hamás es funcional al ala extrema israelí dado que sus atentados permanentes sirven como argumento según el cual la paz no es posible y que dialogar con los palestinos no tiene sentido, siendo el recurso armado el único método posible para contener a Hamás. Los muertos civiles son daños colaterales aceptables.
Para el yihadismo (extremismo) palestino es importante bloquear toda solución que lleve a la cerrar una paz que implicaría el reconocimiento del estado Palestino, pero también el de Israel, lo que va contra todos sus principios. Los muertos civiles son también daños colaterales aceptables.
La campaña lanzada por el premier de Israel, el duro Netanyahu se llama “Margen Protector” y tiene como finalidad destruir los túneles excavados en la Franja desde los cuales actuaría Hamás para atentar contra Israel, pero la extrema derecha le está reclamando ampliar la acción armada. Las consecuencias son impensables. Desde el desastre humanitario en la población de Gaza, hasta la respuesta que algunos estados vecinos árabes puedan realizar. Mientras tanto la ONU reclama tregua y una investigación por violación de derechos humanos en la región.
El presidente palestino Abás se ha apoyado en Hamás ante ésta situación y solicita un alto el fuego condicionado en el fin total del bloqueo a la Franja, algo que parece de difícil aceptación para Israel que entiende que el bloqueo es un modo estratégico de contener a la autoridad palestina, cerrando los cinco pasos de ingreso y contribuyendo enormemente a las carencias de suministros para la población. La actividad terrorista de Hamás no hace más que reforzar estos argumentos. Como se ve en éste juego ajedrez las piezas están “trabadas” y todo cambio en la misma es pensado por cada parte como un paso hacia una situación menos ventajosa.
Será el tiempo de una intervención masiva de la Comunidad Internacional? Lo cierto es que si las partes parece trabadas en éste conflicto, la población civil de Gaza en forma directa se verá expuesta a una tragedia inmediata, pero la población Israel también se expone en forma mediata a lo mismo ya que una escalada del conflicto los involucra a todos, y ya hay señales de levantamiento en Cisjordania.
Lo cierto es que la respuesta elegida por cada parte solo logra profundizar el drama, pero claro, el desastre humanitario de la Franja hace que cada operación militar sobre la misma sea sin dudas un atentado a su población, entrampada en éste juego fatal. El solo pensarlo hace que el llamamiento al fin de dichas operaciones sea un impertivo.

Jorge Drexler escribió una hermosa canción, la milonga del moro judío en la expresa su sentimiento ante las muertes que éste tipo de conflictos conlleva, y escribe “no hay muerto que no me duela, no hay un bando ganador, no hay nada más que dolor y otra vida que se vuela, la guerra es muy mala escuela, no importa el disfraz que viste, perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera, vale más cualquier quimera que un trazo de tela triste”

domingo, 15 de junio de 2014

BREVE NOCIÓN ACERCA DE LA JUSTICIA PENAL INTERNACIONAL

La Segunda Guerra Mundial fue un punto de inflexión en cuanto al horror que el hombre hace al hombre. Los millones de muertos, la elección de blancos civiles como estrategia bélica, los campos de concentración y la limpieza étnica, las bombas nucleares superaron los pensable, poniendo al hombre en un lugar fuera de la humanidad. Se decidió que dichos crímenes debían ser juzgados, y los autores condenados, por lo que se constituyeron dos Tribunales de Justicia específicos, Nuremberg (ciudad muy relacionada al nazismo) y Tokio. Se aplicaron principios de justicia internacional de gran impacto, pero dichos tribunales fueron seriamente cuestionados no solo por ser considerados “justicia de los vencedores” sino también por considerar muchos especialistas que se había producido violaciones a ciertas garantías penales. Por cierto, los hechos de Hiroshima y Nagasaki nunca fueron cuestionados ni juzgados.
Con el correr de los años la idea de Justicia Internacional se fue desarrollando sobre la base de los Principios de Nuremberg, sin embargo el sistema se mantuvo en cuanto a la constitución de Tribunales es post facto, es decir, con posterioridad a los hechos, con los mismos cuestionamientos. Se han constituido tres Tribunales Especiales, para situaciones en las que las violaciones de los derechos humanos fueron masivas.
El primero de ellos fue para el conflicto de los Balcanes, el T E Penal Internacional para la Ex Yugoslavia. La desintegración de dicho país dio lugar a un conflicto entre esos pueblos, que desde 1.991 incluyó limpiezas étnicas, campos de concentración, asesinatos masivos por motivos religiosos, étnicos o de nacionalidad, con violaciones masivas y torturas atroces. Europa repetía la experiencia del Holocausto.
En África se han dado otros dos, el T E Penal Internacional para Ruanda, a raíz del conflicto tribal entre dos étnias, tutsis y hutus que produjo en 1994 un genocidio en el que la población hutu (85% del total de país) asesinó en 5 meses entre 800.000 y 1.000.000 de tutsis (que componían el 15% de la población).  El otro Tribunal Penal Internacional especial es el de Sierra Leona, inmersa en una guerra civil en la que se mezclaban el tráfico de los llamados “diamantes sangrientos” y los “niños soldados”.
Sin embargo era claro en la comunidad internacional que era necesario un Tribunal Penal Internacional que pudiera juzgar nuevas situaciones, que contara con personal, material, presupuesto y reglamentos propios, asegurando la operatividad de las garantías penales. Gracias a los Estatutos de Roma, en 1.998 quedó conformada la Corte Penal Internacional, cuya competencia es juzgar a los responsables por los delitos de Genocidio, Crímenes de Lesa Humanidad, Crímenes de Guerra y Crímenes de Agresión (si bien no está totalmente definida esta figura, se refiere a los responsables por la agresión de un estado a otro estado). Su competencia es complementaria, dado que interviene si es que los órganos judiciales internos de un país no pueden o no quieren intervenir.
Éste Tribunal fue creado para intervenir en hechos posteriores a su constitución a instancias del Consejo de Seguridad, por denuncia de un estado o por iniciativa de la Fiscalía. Es de mencionar que el primer Fiscal de la Corte fue el abogado Argentino Luis Moreno Ocampo, quien se había desempeñado como Fiscal adjunto al Fiscal Julio Cesar Strassera en el emblemático Juicio a las Juntas durante el mandato presidencial de Raúl Alfonsín.
No debe confundirse a la Corte Penal Internacional con la Corte Internacional de Justicia, cuya competencia está vinculada no a juzgamiento de crímenes sino a la resolución de conflictos entre distintos Estados.

También debe recordarse que muchas potencias no han aceptado la competencia de la Corte Penal Internacional, especialmente EEUU, siendo la única lectura posible la de entender que, a sabiendas de las frecuentes operaciones militares que llevan a cabo, garantizan a su personal operativo inmunidad por sus actuaciones. A pesar de las objeciones que sufre, muchas de ellas justas, se trata de un paso más en la lucha internacional por lo Derecho Humanos.

viernes, 18 de abril de 2014

A PROPÓSITO DE LA BELLEZA

Paolo Sorrentino soñó, escribió y produjo La Gran Belleza, un desborde de imágenes fantásticas, música, palabras justas, gracia, ridículo, fineza, grotesco, un desborde sensorial con poesía y fundamento filosófico.
Gep Gambardella es un escritor que ha alumbró una única obra, magnífica, y no produjo más, vivendo ahora como periodista y entrevistador. Es que Roma sedujo con su mundanidad al personje, que quiso ser el más mundano de los mundanos.
Así su vida transcurre de noche en noche, concurriendo a las fiestas organizadas por una burguesía decadente, grotesca, con exceso de alcohol, drogas, sexo, donde la música es el marco de un hedonismo sin límites. Gep nos cuenta que "no solo quería participar en las fiestas, quería tener el poder de hacerlas fracasar", marcando sobradamente que el exceso no se calma, que la insatisfacción es un monstruo sin fondo. La pérdida del sentido de la vida lo ha llevado a olvidarlo todo bajo el ruido y el frenesí.
Homenaje a Fellini, sin dudas, los personajes de La Dolce Vita reencarnan ahora parodias de sí mismo, vacíos y decadentes, perdidos en la noche y la ciudad. Ciudad que, a lo largo de la cinta, Gep recorre con paso cansino, trajeado a destiempo, con mueca agridulce y mirada perpleja. Quizás le cabe a Gep la estrofa de Serrat, quien del tío Alberto nos dice que "camina sobre el bien y el mal con la cadencia de su vals, mitad juicio mitad mueca burlona". Es que en éste momento de la vida, Gep es justamente sacudido por la más grande de las situaciones límites de Jaspers, la muerte. En la escena inicial, en la que se escucha un bellísimo coro, en la que lo sublime de la arquitectura se mezcla con un hombre en malla blanca y barriga prominente lavándose en el agua cristalina de la fuente gloriosa, un turista de oriental, de repente y como si nada, muere.
El círculo de Gep está compuesto por personajes fellineanos, un amigo inseguro y perdedor, un matrimonio delirante, una mujer que pretende ser progresista pero es expuesta por Gep en toda su hipocresía, un joven obsesionado por la muerte, una enana directora de editorial y todo un universo que hoy podríamos llamar freak. Lo grotesco expone por comparación, lo manejó extraordinariamente bien Fellini, y en nuestro País lo manejó sutilmente Leopoldo Marechal. Y no es casual que Marechal haya escrito también un filosófico libro como Ascenso y descenso del Alma por la Belleza, es que solo puede ser genial en el grotesco quien conoce como nadie la belleza. Como Fellini. Como Paolo Sorrentino.
Lo expuesto es el vacío, la nada y el absurdo, y ante ese portal nos sentimos desprotegidos, dirá el protagonista que "estamos todos bajo el umbral de la desesperación".
Tampoco ha tenido amor el, a esta altura  querible Gep, no sabe con cuantas mujeres a dormido, ha perdido la cuenta, las caras, las caricias, sin embargo en el recuento de su vida, su gran amor, recientemente fallecido, todavía lo afecta y lo arrastra a la nostalgia, y según Gep que la nostalgia es "la única distracción posible para quien no cree en el futuro". 
Ramona, la hija de un amigo que regentea un Bar de shows eróticos y prostitutas, acompañará a Gep en su paseo por la belleza hasta que la muerte también los separa. Ramona es bella y sensual, es una cuarentona que sigue siendo striper, pero su belleza se revela sensible, en oposición a lo vacío de la estética actual, religión de lo vacuo y superficial presentada en la escena del gurú del botox, o en las permanentes alusiones sexuales que pertinazmente profiere un personaje; no es casual que la canción que resuena sea la jovial "far l´amore" de Rafaella Carrá. Han pasado la noche, Ramona está desnuda en la cama y la respuesta de Ramona a Gep es reveladora: "No hemos hecho el amor..   _ No. Pero nos hemos querido". Gep nos dirá también que "a esta altura, una mujer bella no alcanza". 
La religiosa Sor María, parodia de la hermana Teresa, presenta también su grotesco, con mayor potencia, para exponer un contrapunto entre la religión viva y la formal, una religión vacía es presentada como delirante en la figura del Cardenal que se escapa de los asuntos espirituales para recitar recetas de comida, preocupado por el placer y biológico, y dislocado de toda realidad. Pero es la hermana, santa, quien alumbra el camino de Gep, y es quien lo llevará a advertir que todo "termina siempre así, con la muerte, pero antes estaba la vida"; el sentido de la vida está en la vida, oculto bajo ruido, el blablablá, tras los miedos y risas, la gran belleza reside en las pequeñas bellezas que no alcanzamos a percibir, obnubilados por lo mundano. La Santa dice " yo me casé con la pobreza, y la pobreza no se cuenta,  se vive" Quizás sea la clave, del sentido de la vida nadie lo puede contar ni explicar, a cada uno nos toca encontrarlo, viviendo, y es quizá la gran belleza de nuestra existencia.






MUÑECAS RUSAS

El 2013 fue un buen año para la diplomacia rusa que logró intervenir con éxito en la cuestión Siria y dejó mal parado a los EEUU. Para muchos éste envión de su política exterior llevó al Kremlin a reforzar su apuesta en Ucrania. Pero debe haber algo más en éste conflicto que interese a los rusos.
Ucrania es un país que se desmembró de la antigua URSS y es independiente, pero sus relaciones con Rusia son grandes, no solo porque geopolíticamente es su vecino poderoso, sino porque su población está compuesta por muchos rusófonos, familias histórica y culturalmente unidas a Moscú. El conflicto se inició en Crimea, la antigua Cimeria que fue provincia romana y luego escenario de la Guerra de Crimea que enfrentó a Rusos y Turcos apoyados por, cuando no, Inglaterra y Francia. Crimea tiene es una península que se interna en el Mar Negro y tiene acceso al Mar Mediterraneo a través de Estambul. Claro, la importancia estratégica es clave y por eso en sus costas ancla la armada rusa. Es que Crimea pertenece a Ucarnia pero es una provincia que tiene autonomía y la base rusa se encuentra bajo un contrato de arriendo internacional.
Es por esto que Moscú necesita mantener una política de influencia permanente sobre Ucrania y cuando el presidente pro-ruso debió dejar el poder e manos de sectores vinculados a la Unión Europea, se encendieron todas las alarmas del Kremlin, que no puede permitir que Ucrania tenga mayor “muñeca” internacional.
Apelando a la autonomía de Crimea y a la población rusa de Ucrania, que dicho sea de paso, Ucrania quiere decir “pequeña Rusia”, Moscú alentó a estos últimos a levantarse contra la nueva dirigencia aportando además la presencia intimidante de sus unidades militares a la zona. Las respuestas de EEUU y la Unión Europea no se hicieron esperar, el gobierno de Obama lanzó duras sanciones contra Rusia al tiempo que Alemania acusaba a los rusos de expansionistas que quieren anexionar territorios de Ucrania. Para muchos medios, la guerra parece invitable. Y es cierto, miliacianos pro rusos han tomado edificios del gobierno local, se han producido combates y la tensión no es poca, porque Rusia se juega su influencia en la región y Obama desea revertir el mal paso sirio.

Desea Rusia anexionar territorios de Ucrania? Si esta fuera la hipótesis, el conflicto podría implicar un enfrentamiento que en verdad no reportaría nada positivo para los rusos, por más que logre cambiar las fronteras. Entonces el objetivo es otro, es tratar de mantener su influencia en la zona, para esto debió mostrar los dientes y mandar señales claras a Ucrania: la potencia de la zona es Moscú y no hay acercamiento o política en Ucrania que no sea visada por Moscú. Esto debería llevar a una mesa de negociaciones en la que sobre el tapete se respete la integridad del territorio de Ucrania, mientras que su gobierno se obligue a respetar las autonomías de la población pro-rusa de su país, especialmente en Crimea. Por debajo de la mesa Ucrania deberá aceptar que aun siendo justo el manejo de la destitución de imprudente, claro, siempre dentro de la “real politik” a la que obliga una potencia en determinadas circunstancias; a los rusos también les queda claro que Ucrania puede acercarse a la Unión Europea y deberán atender a ésta nueva realidad. En diplomacia, los conflictos pueden esconder otros conflictos en su interior, así como hay muñecas que  pueden esconder otras muñecas dentro, más pequeñas, más protegidas y quizás por eso más preciosas, como las muñecas rusas.


lunes, 24 de febrero de 2014

VENEZUELA EN SU LABERINTO

CASILDA, JUEVES 20 DE FEBRERO DE 2014. Es difícil pensar y resumir Venezuela en pocas líneas. Vive horas difíciles. Inflación, desabastecimiento, servicios públicos intermitentes y una fuerte inseguridad. El presidente Maduro afronta protestas masivas organizadas por estudiantes y aprovechadas por una oposición que alienta la caída de su gobierno, y la respuesta oficial ha sido, básicamente, reprimirla. Cómo se ha llegado a ésta situación? La llegada de Hugo Chaves al poder, en 1999, representando a sectores postergados y pauperizados de Venezuela tuvo como resultado el arribo del programa “socialismo siglo xxi”, un modelo que ha sido etiquetado de corte populista. Este programa ha chocado con el modelo de derecha que hasta entonces había manejado los destinos del país y de lo recursos petroleros. Distintas elecciones, siempre controvertidas por sus detractores, le fueron dando a Chaves la posibilidad de construir su visión de país. Al morir el líder el año pasado, su sucesor manifestó la idea de profundizar el modelo. La cuestión es si Maduro profundizó el modelo o radicalizó las diferencias.
En el 2002 un golpe de estado destituyó temporariamente a Hugo Chaves, a quien el apoyo popular lo devolvió a la magistratura. En 2013 Maduro asumió el poder con un 44% de apoyo, pero según encuestas recientes, ese apoyo está en un 23%. Es que los problemas económicos están afectando mayoritariamente a las clases bajas que ven licuado su sueldo y no consiguen además las mercaderías básicas, y sufren la inseguridad en las calles. Las rentas del petróleo, que vale decir que antes se las quedaban unos pocos empresarios, pasaron a las arcas públicas y  fueron empleadas para ayuda social necesaria, pero generaron poca estructura productiva, quizás un equilibrio en estos fines podría haber ayudado. Las decisiones respecto de las tasas y el tipo de cambio también contribuyeron a la crisis. El gobierno acusa golpe de mercados, la oposición acusa al régimen.
Toda construcción política democrática necesita ser legitimada primero en las urnas y el juego de la democracia requiere también la tolerancia de quienes deberán esperar su turno para poder llevar adelante sus ideas. Ahora, puede llegar un gobierno a imponer un modelo profundo con el solo argumento de su triunfo electoral o será necesario además otra legitimidad, la que se nutre y construye de acuerdos con las minorías? Puede la mayoría prescindir del resto cuando se trata de decisiones trascendentes como el modelo de país? Es indudable que en una sociedad plural hay diferencias y no hay que temer los desacuerdos, que de hecho son muchos, pero cuanto más importante la decisión política, más necesario será que la sociedad tenga pisos básicos de consensos.

Venezuela es un bocado apetitoso para propios y vecinos, a nadie escapa que el gobierno chavista dejó fuera de juego enormes intereses que pugnan por recuperar sus lugares de privilegio, así como intereses intrínsecos al gobierno luchan por mantener los propios. En el medio hay gente honesta e inocente que adhiere a uno otro sector. Al radicalizar las diferencias, al construir sin diálogo, Maduro ha radicalizado la oposición de los sectores medios y altos, que además son usados por aquellos que solo pretenden recuperar sus prebendas, generando a su vez una visión reducida y peyorativa de la visión total del chavismo; pero en la protestas también hay sectores humildes jaqueados por la crisis, algo que el régimen no lee. En un juego de suma cero unos ganan todo y otros pierden todo, en democracias presidencialistas fuertes no hay válvulas de escape como quizás se encuentren en un parlamentarismo que nos resulta ajeno a los americanos. Si Maduro piensa que es una situación que solo se resolverá acallando las protestas con violencia, que ya no se sabe si domina, entonces tiene los días contados y el mayor o menor tiempo que tenga se comprará con víctimas. Se necesita parar, se necesita encuentro y diálogo de todos, pues la caída del país los arrastrará a todos por igual. Quizás la intervención de los foros internacionales, a menudo ineficientes, pueda aportar una mediación. Es más que nada un deseo. Para un país hermano en momentos cruciales, atravesando un laberinto de fuego. 



AQUELLOS CÓDIGOS

La conserjería del Club era una romería y el único mozo trajinaba hacia todos los rincones; busqué, en una de sus pasadas, un gesto de fastidio mal disimulado entre la boca y las cejas, pero no, al tipo parecía no molestarlo el barullo y la confusión. Yo no era de la ciudad pero tenía buenos amigos en Casilda, y uno de ellos me llevó a matar minutos a la sede social del club Alumni.
            Nos sentamos en una mesa larga dispuesta para la charla y la televisión, así que sin darme cuenta, pronto estuve enfrascado en conversaciones ajenas en las que me limitaba a afirmar con la cabeza cuando el asunto lo requería, o sonreír beatífico si no quería discrepar. No es que me molestara la polémica, pero un recién llegado debe respetar ciertos códigos, y no me pareció que correspondiera clavar alguna opinión punzante antes de acabado el primer Gancia.
            Sobre la pared que daba al gimnasio se recostaban los armarios que exhibían trofeos de distintos tamaños, prueba de un pasado glorioso que todo Club posee, y Alumni no era la excepción. En la misma pared, del otro la de la puerta que la dividía en dos, colgaban las fotos de deportistas seguramente caros al sentimiento albirojo: caras sonrientes para el patín y la natación, gestos adustos y fieros en las formaciones de fútbol, sin importar si se trataba de la primera campeona en 1981 o la sexta división de un año que no advertí. En una de las formaciones retratadas reconocí al “Negro” y pregunté a mis casuales compañeros de mesa, mucho más por curiosidad que por cortesía, acerca de la suerte que la vida le había reservado.
            El primero en contestar fue un tipo de voz peculiar,  entre ronca y pastosa, que apuraba con entusiasmo una combinación de aperitivos que, imaginé, debía figurar como prohibida en algún catálogo de la Organización Mundial de la Salud.
– Ahí está, bien. Qué sé yo, ... como todos, peleándola con el almacén de los viejos, pero bien. Ese sí que la hizo bien.
            Yo acoté que pelearle a la vida era una cuestión que venía con el pasaporte argentino, junto con la imagen del escudo, y arranqué un par de sonrisas que ayudaron a que dos socios se arrimaran a la conversación.
-                     Se la rebusca. Siempre se la rebuscó bien- dijo uno de los nuevos, medio rubio y con una calvicie que venía ganado por goleada. –Tiene cierta facilidad para los negocios, así que siempre encuentra alguna oportunidad- agregó.
-                     ¡Especialmente con las minas!- dijo un tercero, mientras se tocaba los pelos de una barba tipo candadito, a lo Batistuta,  de la que parecía muy orgulloso.
Así me contaron, años más años menos, que El Negro había hecho su vida en la ciudad después de un paso por Rosario para probar qué era eso de la vida de estudiante, y luego siguieron una serie de anécdotas y hazañas juveniles ganadas con esfuerzo, donde el sexo opuesto aparecía con frecuencia. También se recordó al jugador. El Negro había sido defensor y siempre hubo grandes expectativas para cuando llegara a la primera del Club.
-                     Creo que conozco una historia del Negro en el fútbol – dije- Un día en que Alumni jugó con Huracán de Chabás, el cuadro de Cooper, ¿no?-  Las cabezas afirmaron en coro, pero yo ya sabía la respuesta, la pregunta era solo para ganar puntos con los muchachos y porque así son los códigos; no puede caer uno y saber todo, al menos no antes de terminado el primer Gancia, que ya se moría en los vasos de todos. Con la mirada dentro del vaso vacío, dejé caer el anzuelo.
-                     Contala, dale  contala – apuró el de la voz ronca y pastosa. Así que con poca audiencia y mucho murmullo de ambiente, empecé el relato. ¿Ya comenté que mi vieja era profesora de literatura? Bueno, lo es, de ella saqué el gusto por la lectura y de  mi viejo, el placer de contar historias. La pasión por el fútbol vino con mis amigos y los potreros del pueblo donde me crié.
Era un domingo primaveral – Inicié - y El Negro había tenido un sábado habitual, de esos que incluían asado y vino con los amigos, algunas horas en el bar del centro con su novia, la vuelta a casa de los padres de ella y un zaguán feroz, de esos que  te dejan con la ropa amontonada y en lugares tan inesperados que aún teniendo la remera puesta uno no la encuentra. Después de  la despedida obligada “porque mañana tengo que jugar”, El Negro se encaminó decidido a “Arquus”, la confitería de la ciudad, y se reencontró con los facinerosos de sus amigos para comentar las peripecias de la noche. Era obvio que estaba expuesto a ser visto por una doble vigilancia: los controles endebles del cuerpo técnico del Club y la aguda guardia montada por las amigas de su novia, cuya simpatía difícilmente podría haberse ganado, más aún cuando aquella noche se fue con una gringa que lo había esperado impaciente. Que se enterara su novia no le preocupaba, ya inventaría algo; pero con el Club era distinto. No le preocupaba su rendimiento deportivo, pero el técnico era amigo de la familia de toda la vida y hay códigos que mantener. Aunque no respetaba la veda sabatina, tampoco era cuestión de que se enterara todo el mundo. “Códigos de vestuario”, decía El Negro con seriedad y convencimiento.
Cuando cruzó la plaza de regreso a su casa, clareaba, por no decir que ya era día puesto y mientras el párroco consagraba las Hostias en la misa de las siete, El Negro caía demolido en su pieza.
En ese momento detuve el relato y el de barbita tomó uno de los vasos vacíos de la mesa y lo levantó agitándolo hacia la barra mientras con la otra mano trazaba un círculo en el aire que nos envolvía a todos. La mesa esta separada de la barra por una distancia no superior a dos pasos, y hubiera sido más fácil pedir otra vuelta de Gancia sin necesidad de elevar la voz; pero el gesto no sólo era un pedido, era también una señal de confianza con el conserje. Códigos de salón que todos respetamos.
La interrupción me sirvió para subir la expectativa, y continué:
Cuando la madre lo despertó, El Negro sintió un hormigueo en todo el cuerpo que no era buen presagio Ya en la mesa,  los tallarines le parecieron cordones de cuero y, durante todo el almuerzo sintió los dos ojos de El Negro grande,  su papá, clavados en el sentimiento de culpa que lo acosaba. No hablaron,  y cuando su hijo se despidió para a ir a la cancha, le revolvió el pelo y le dijo: “Hoy te voy a ver”.
¡Para qué! Eso lo descolocó definitivamente y cuando llegó a la cancha El Negro se fue derecho a ver a Batata. El técnico se aprestaba a dar la charla técnica y perseguía a sus dispersos jugadores con la experiencia de un arriero patagónico.
Entre su casa y “Plaza Simonetta”, que era la manzana donde se emplazaba la vieja cancha de Alumni, El Negro había elaborado un plan de emergencia. La relación con su padre no era un camino tapizado por pétalos de rosa, pero “el viejo es el viejo”, pensaba, y no podía permitir que lo viera hacer papelones dentro de la cancha. El Negro padre también había jugado al fútbol.
-                     Batata, tenemos que hablar-, la voz del negro era un gruñido apenas perceptible y los ojos grises de Batata lo miraron con curiosidad. – Mandame al banco que hoy no estoy para jugar- El pedido fue casi una súplica.
-                     Dejate de joder- replicó Batata, - No nos jugamos nada pero Huracán viene bien y de locales tenemos nuestras obligaciones. Vos sabés, además hoy ...
El Negro lo cortó en seco: “Viene mi viejo a la cancha y no quiero amargarle el domingo. Por favor te pido, mandame al banco que no estoy para el sol de hoy. Mirá qué sol; ¿podés creer? ¡ni que fuera diciembre!”
Batata lo rodeó con el brazo y le mostró el vestuario visitante  al tiempo que decía: “Ves al de la cabeza canosa, el de cabeza de ajo?” El negro afirmó con la cabeza. ¿Cómo se llama el Señor de las canas, que dicho sea de paso es amigo mío y conocido de tu viejo? En ese instante, el del pelo canoso se dio vuelta y reveló la identidad de un viejo alumnista que trabajaba en el fútbol grande, en Rosario.
-          El Coque- dijo El Negro, -¿Qué carajo hace acá?
-                     A vos no te viene a ver, quedate tranquilo- Batata masculló una sonrisa irónica. -Viene a ver al pibito de Chabás, el puntero ese que es más rápido que René Laván con las cartas.
-                     ¿Y?
-                     Que lo vas a marcar vos. No me podés fallar -  sentenció.
Mientras Jorge Bernardo Griffa hablaba con un chico muy joven con la camiseta de Chabás, El Negro sentía que se le aclaraba la piel, y cuando entró al vestuario a cambiarse, las medias blancas le combinaban con el gris del rostro. No era miedo, al menos yo lo llamo “síndrome de responsabilidad tardía”, algo muy argentino.
El calentamiento previo fue el normal, tranquilo; pero El Negro transpiraba mares por la frente y la espalda, y cuando se prepararon para salir al campo, el sudor era una mortaja fría que ya le cubría el cuerpo entero.
La hinchada de Alumni era una fiesta, y si bien el equipo transitaba una posición expectante en la tabla, ni lejos ni cerca de los punteros, los “alazanes” -así se los llamaba- desplegaron todo el folclore de su pintoresca localía. Cuando la fila india de jugadores se lanzó en estampida al círculo central, la lluvia de papelitos de la cabecera fue estremecedora. Mientras, el aire se llenaba con las estrofas gloriosas que rezaban “Será siempre El Pata Blanca, el campeón del oficial”.
En la otra cabecera, los de Huracán sonreían confiados, venían punteros junto con los dos de Arequito y, además, el pibito la estaba rompiendo, hasta el punto que se rumoreaba que esa mañana, cerca de las ocho, Jorge Griffa se había aparecido en la casa de la familia junto con un ayudante y, durante horas y horas, presentaron a todos de las ventajas de jugar en la Lepra rosarina. Incluso se decía que el loco callado que acompañaba a Griffa conocía las estadísticas del veloz puntero chavatense, como si fueran publicadas todas semanas en “El Gráfico”. Y más aun: se decía que Griffa “estaba” en la cancha.
Los jugadores evolucionaban sobre el campo en distintas direcciones en una especie de locura admitida, ya que cada uno realizaba una veloz  y corta carrera en cualquier dirección, como si una descarga eléctrica los alcanzara repentinamente. De reojo todos miraban al rival que andaba en cosas parecidas, y mientras algunos zapateaban con firmeza, como queriendo comprobar la solidez del suelo, otros se contorsionaban  en cabriolas que buscaban flexibilizar la masa muscular.
El Negro se dirigió silencioso hacia la punta derecha de la defensa local y mientras buscaba ubicarse, “relojeaba” el alambrado. El otro Negro, su viejo,  ya estaba prendido al tejido, y los ojos entornados de los dos se encontraron por un instante. El más joven parpadeó y buscó concentración inspeccionando el terreno que sería su valuarte; la evaluación le provocó un imperceptible respingo, cerca de la línea de cal la cancha estaba pelada;  recién a medio paso hacia el centro empezaban a aparecer unas matas que se iban incrementando hasta tejer un duro tapiz y, ¡atención!, a la altura del área chica un manchón de trébol verde y fresco ocupaba una buena franja perpendicular a la raya de fondo.
El árbitro, de riguroso negro -tal como se estilaba- se paró en el círculo central. Era un criollo de mediana estatura y con el pelo engominado, incluso podría pensarse que más que fijador se había dado una mano de alquitrán. Miró inquieto hacia la zona de vestuarios y, luego, al rubiecito del “Globo”. El pibito tenía que lucirse por necesidad y, en consecuencia, su arbitraje tenía un problema por obligación, ya que los locales venderían cara la función que le tocaba administrar. Se fijó en el “cuatro” local, un morocho pintón que lucía flaco para ser marcador central y un poco grandote para marcador de punta. Encima, en los resoplidos nerviosos que dejaba escapar, Juárez -así se llamaba el juez- advirtió que El Negro estaba lejos de una condición física óptima y pensó para sí mismo “No termina los noventa ni a palos”.
Maquinalmente comprobó que en cada bolsillo, una tarjeta amarilla y otra roja, estaban listas para ser desenfundadas. Luego se fijó en la nutrida parcialidad local y finalmente, su mirada se clavó en los dos policías que charlaban a la altura de los respectivos bancos de relevos. Los uniformes, ayer azules hoy celestes de tantas lavadas, no podían ocultar dos prominentes barrigas.
Con el rabillo del ojo vio que los líneas habían terminado con el rito de controlar la salud de las redes y ya se ubicaban en sus posiciones. Inspiró fuerte y clavó un pitazo que hizo girar las cabezas de casi todos los presentes.
Mientras la moneda revoloteaba en el aire como una mariposa cromada, El Negro empezó a estudiar al rubio que lo miraba desde la frontera de medio campo. Se notaba que era todavía un chico, que le faltaba crecer y desarrollarse. También se notaba en él una confianza tremenda, cimentada en la rapidez de su gambeta demoledora y en una zurda acostumbrada a trazar filigranas  elegantes.
Los chabatenses ganaron el sorteo y eligieron saque. El referí miró al capitán alazán y espetó: “¿Arco?” El rojiblanco miró hacia el arco que ya ocupaba  su guardameta; siempre empezaban jugando sobre esa cabecera de la plaza Simonetta.
Cada equipo ocupaba ya su campo; Alumni vestía pantalón rojo, camiseta ajustada al torso con anchas franjas rojas y blancas y por supuesto, medias blancas; todo blanco y finos vivos  rojos para la visita.
En la boletería se apiñaban los remolones que habían llegado tarde por quedarse dormidos, culpables en su mayoría de una noche prolongada, quienes, cuando un rugido multitudinario saltó los tapiales de la cancha, comprendieron que el partido había empezado.
Las primeras jugadas fueron ganadas por esa confusión que genera la excitación y el nerviosismo del comienzo y las imprecisiones eran seguidas por la muchedumbre con tempranos suspiros de desilusión cuando los intentos no prosperaban. El negro veía la cosa de lejos ya que el juego no había derivado hacia su sector. Mientras tanto, el pibe de Chabás parecía desconcentrado y seguía alternadamente lo que pasaba tanto en la cancha como el espectáculo de las tribunas. El negro se alegró; quizás el marco había impactado al chico, más aun con la presencia de quienes venían a sondearlo. Casi instintivamente desplegó el primero de los recursos que marca el manual del defensor avezado y buscó con su mirada la del otro a fin de clavarle sus pupilas, si era posible, hasta el mismísimo nervio óptico del rival. El propio Griffa, apenas llegado a España con la selección, se había despeinado a propósito para dar los primeros reportajes, ofreciendo una imagen rústica y descuidada para intimidar al ibérico que tenía que marcar.
El pibe tardó en darse cuenta de que El Negro lo fulminaba con los carozos y en su cara se dibujó un gesto de curiosidad que desconcertó a su marcador, que esperaba esperanzado en que bajara la mirada, para ganar así el primer round.
En eso estaba cuando sintió el grito de “El Poche” que lo alertaba, debido a que el diez visitante había tirado el primer pelotazo a su punta. Empezó a retroceder y a calcular rápidamente el destino, que parecía ser el banderín del corner, y concluyó en que el balón se iría afuera. Tranquilo, buscó al pibe para ver qué hacía pero no lo vio -al tiempo que sintió algo semejante a zumbido en su lado ciego- y, cuando giró, solo pudo registrar el número de la camiseta que volaba a buscar el pelotazo que había creído perdido. El pánico le pinchó las piernas y saltó a cerrar la posición, pero era tarde, la carrera del otro había sido tremenda y cuando la pelota alcanzó las postrimerías de la línea de fondo, el pibe se tiró al suelo con los pies para detenerla antes de que se fuera. El Negro se insultó con dureza, porque había tiempo para que el otro se levantara y, como mínimo, tirara un centro. En el área todos corrían alarmados, girando las cabezas, buscando a los delanteros rivales que se metían por todos lados. Cuando miró nuevamente hacia el banderín, el pibe se había enroscado contra el alambrado con pelota y todo. No había llegado y su cálculo resultó correcto, pero una cosa había quedado clara: la velocidad del mocoso era impresionante.
            -¡Dale che!, que ya empezó. El reproche del Poche fue inmediato. El Negro le devolvió una sonrisa mezclada con fastidio. Respiró hondo y se preparó como quien espera al dentista con la boca abierta y escuchando el ronroneo del torno zumbando en los oídos. Se venía el vendaval: sabía que ahora el juego visitante  se recargaría sobre “su posición”.
            Los pelotazos le llegaban como catapultazos desde cualquier sector del campo y el Negro debía frenar al rubio como fuera. Empezó por lo tradicional, aferrándose a la camiseta del once como si fuera un salvavidas y estuviera a punto de saltar por la borda del Titanic. Claro que no hay agarrón sin manotazos; y, pronto, antebrazos, manos y dedos se fundieron irreconocibles.
Desplegó gran parte de su arsenal convencional, antebrazo al pecho, caderazo, hombro ayudado con codo sobre el torso del pibe, y sobre los veinte minutos, ante un enganche arabesco, cuando ya se le iba, tal como mandan los manuales, El Negro decidió que era, obligadamente, el momento del primer patadón. Optó por cruzarlo por abajo y llevarse al mismo tiempo pelota y tobillo rival: lo ejecutó seguro, al mismo tiempo que sus cuadriceps fatigados caían sobre el resto de la pierna hábil del punterito. Fue una patada más psicológica y dolorosa que destructiva; no buscaba lesionar al rival, pero sí amedrentarlo. El árbitro corrió a los pitazos hacia el lugar del hecho.
            - La próxima te mato – El Negro dejó caer la frase y  se retiró a sus líneas sin mirar al colegiado que lo rezongaba con dureza. De fondo, la rechifla visitante era estruendosa. El pibe se levantó y clavó la mirada en la pelota; no parecía asustado ni tampoco enojado. El gesto de sus cejas revelaba concentración en la faena, como si estuviera acostumbrado a convivir con la rispidez de esa raza que se regocijaba en llamarse “marcadores de punta”.
El partido se reanudó y en los minutos siguientes el de Chabás desplegó un concierto de piques cortos y explosivos, de carreras largas de área a área, de amagues con y sin balón, de pases certeros e inteligentes, cortitos al pie del diez para que armara juego o largos para la entrada de sus delanteros que, a esa altura, ya se habían errado cuatro goles servidos por ese “demonio rubio”. Y, no conforme con jugar como los dioses, el chiquito gritaba, pedía la pelota y cantaba los pases como esos maestros del pool, que anuncian a cuál tronera irá a morir la bola que luego descansaría inexorablemente en el hueco predicho. Tras esa ráfaga de juventud y calidad, El Negro se arrastraba como una hoja ocre por las calles del otoño.
            Cerca de los cuarenta minutos, el fútbol quedó otra vez en poder del diminuto once y El Negro le salió como toro a la capa roja y, cuando el otro amagó a enganchar con la derecha hacia el vértice del área, pasó de largo como una mancha confusa color desconcierto. El verdadero enganche fue con la zurda, y después de dejar a El Negro en ridículo se metió como una daga, paralelo a la línea de fondo; cuando El Poche llegó desesperado a cerrar el primer palo esta vez sí enganchó de derecha, para tomar ángulo, y con un giro extraordinario clavó a la reina del juego bien arriba, con sello de inatajable, inflando la red y los pulmones visitantes, que dieron rienda suelta al festejo de la merecida ventaja.
El final de la etapa llegó piadoso para los golpeados locales que entraron en cansina procesión a un vestuario mudo. El negro se dejó caer en el banco largo y despintado, que alguna vez fue rojo y que en ese momento parecía barnizado de carencias. No quiso participar de los reproches y comentarios que poco a poco se fueron deslizando, tan cansado estaba que no sintió deseos ni de levantar el  bidón para tomar el agua bendita de los jugadores. Cuando el grupo volvía entre “dales y vamos”, Batata lo agarró del antebrazo y lo miró a los ojos e intentó preguntar:
-          Querés sal ..- pero el negro no lo dejó terminar. Se abrazaron y Batata supo que en ese momento no lo sacaba nadie, que El Negro terminaría la tarde como fuera. Una vez en las malas, a los contradictorios habitantes de esta tierra nos da un no sé qué heroico que no todos comprenden.
-                     Es ese sentimiento que lo llevó a Cruz a ponerse del lado de Martín Fierro – expliqué. La mesa me miró perpleja, y me di cuenta de que los ejemplos literarios no impactaban en la audiencia, así que rápidamente seguí el relato.
Los primeros minutos del complemento fueron tremendos: los casildenses cargaron sobre el arco visitante con la furia de un malón pampeano y los de Chabás esperaban confiados en la contra rápida y profunda que siempre era a través de la joven promesa de Griffa. A los quince minutos El Negro había cambiado el aire y repartido otra nueva dosis de agarrones y faltas con pronóstico de boleto fatal a la ducha tempranera. Ahora insultaba al otro abiertamente y con descaro cambiando todo tipo de maldiciones y tenebrosas promesas que, si bien no afectaban al juego del puntero, sí se notaba que lo habían fastidiado.
El minutero corría y el juego se había empecinado en el duelo titánico en el cual El Negro se debatía furioso. Utilizó todo; incluso atraer al habilidoso al sector de su punta donde esperaba el traicionero trébol, para tratar de neutralizar sus arranques explosivos. A cada finta respondía con las fibras deshilachadas de su vergüenza deportiva, ofreciendo generoso los calambres y contracturas que, desde varios minutos atrás, lo martirizaban sin piedad. Había cambiado el aire, pero no podía cambiar las piernas y pasado el promedio de la etapa, El Negro lo dejó venir nuevamente hacia la zona de trébol. Pero ésta vez quien resbaló fue él y, caído en su propia celada, alcanzó a ver cómo con tiro combado al segundo palo, la virtud de sus colores caía por segunda vez.
            Se quedó mirando el cielo, escuchando el rugido de la multitud, y mientras unos reiteraban el festejo, los otros respondían con ofensas, descargando la frustración del resultado enumerando a grandes voces desde conocidas infidelidades conyugales a turbios negocios y chanchullos supuestamente protagonizados por los del otro bando.
Cuando se reanudó la contienda la cosa ya era de vida o muerte, y para colmo, entre desconcertados y desconcertados, los alazanes volvieron a perder el balón, y el “demonio rubio” partió hacia el tercero sin complicaciones; sólo le faltaba “limpiar” a El Negro y firmar el pase con el canoso, que sonría complacido en zona de vestuarios.
Hice una pausa más, mientras traían otra ronda de Gancia, y algunas voluntades empezaban a sentir la engañosa felicidad del espíritu que habita en dichos licores.
-          ¿Y qué pasó? – preguntó el rubio de flequillo desaparecido
-                     Lo debe haber ajusticiado – respondió el del candadito en la pera mientras daba cuenta de unos palitos. – ahí nomás lo reventás, porque esto es así, que te expulsen, pero otra vez no pasa. Yo lo liquido ahí nomás y, después, que me lleven preso – prosiguió.
Así son los códigos del fútbol, pensé. Siempre ante la pérdida de un partido donde se juega el alma futbolera, si la cosa no tiene remedio y la derrota es inevitable, el capitán o el referente del equipo superado termina el juego antes que el resto y en una especie de inmolación ritual se gana la expulsión que calma a los dioses del deporte. Y el “respetable” así lo entiende ya que siempre aplaude el gesto del mártir cuando se retira cabizbajo con la sensación de haber hecho lo que tenía que hacer.
Esto lo sabía el Negro y con resignación y bronca, salió a buscar al pibe que se venía, casi sonriendo, a rematar la tarde. Sólo cuando estaba a pocos metros de El Negro el chico intuyó la escena preparada, porque los códigos se aprenden desde que uno ve a la pelota como un globo terráqueo, como un enigma que sólo se devela con el correr del tiempo y sólo a algunos iluminados. Ya todo estaba dispuesto, y los presentes contuvieron el aliento ante el sacrificio venidero. La gambeta fue corta y cuando el pibe arrancó, El Negro ya se había arrojado al piso, dispuesto a consumar el final. En ese instante se miraron; los dos tenían un mismo destino de fútbol, la misma esencia del jugador, anónima para uno, de suplemento deportivo para el otro. La gambeta terminó limpia y a los pocos metros, antes de disponerse a enfrentar al arquero, el pibe sintió una rara sensación que le erizaba la piel: mientras definía con el arco vacío supo que el Negro, deliberadamente no quiso pegarle, que había preferido el gol del rival antes que la patada consabida.
No lo gritó y entre el racimo de manos que lo felicitaban miró al otro, con quien cruzó esa tarde un pedazo de vida, tal vez, para siempre.
Dije que no recordaba mucho más: el partido se moría y solo quedó tiempo para que, sobre la hora, el Negro se proyectara por su lateral y, cuando el diez se la dio casi dividida, con un toque suave con la punta del botín acarició a la redonda. Luego le pegó con el alma, que era lo único que a esa altura le quedaba en reserva, y el conjunto de gajos de cuero superó la estirada del arquero y fue a morir al segundo palo. En ese instante El Negro tuvo la sensación del gol; cerró los ojos y suplicó y, al cabo de un instante interminable, el silencio le devolvió el estallido metálico del balón en el caño, y cuando abrió los ojos, el golero la levantaba con una sola mano y, mientras sonreía, la mostraba a su parcialidad exultante.
Se encontraron en la puerta del vestuario, El Negro llegó último mientras caía la tarde en un abuso de gasas celestes y rosas sobre el horizonte. No se dijeron nada, y el pibe le tendió la mano firme, sincera; el negro la tomó y con la otra le revolvió el pelo; se encontraron en ese instante en que uno terminaba sus días de futbolistas, y el otro los empezaba. No fueron amigos, pero cada uno nunca olvidó esa tarde y el apretón de manos.
Esa misma noche, el Negro le confesó a su padre que había jugado su último partido, y que era una alegría que  hubiera estado allí.

Se había hecho un silencio urbano, esos silencios raros que tienen las calles los días feriados. Cuando miré a mí alrededor vi que la conserjería completa había escuchado el final del relato y sonreí. No me dejaron pagar y, cuando me encaminé a la puerta, un petiso de bigote y voz de compadrito me preguntó si estaba seguro de que ese había sido el último partido de El Negro. Encogí los hombros y me despedí. No podía asegurarlo, pero cuando encuentro que un final me gusta, nunca lo cambio. 

sábado, 25 de enero de 2014

JUEGO DE LÁGRIMAS: LA REALIDAD DE IRAK

Juego de Lágrimas: la realidad de IRAK
Un poco más de una década atrás, George W. Bush, iniciaba la acción armada denominada "Tormenta del Desierto" a fin de quitar del medio a Saddan Hussein. Claro que el operativo de la máquina bélica norteamericana se presentaba en defensa de la Democracia y en legítima defensa ante un posible ataque iraquí, país que supuestamente contaba con armas de destrucción masiva. El pueblo iraquí debía recibir al ejército salvador que les devolvería, además, sus derechos.
Lo que primero se develó es que las armas de destrucción masiva nunca existieron, Joe Wilson, el consultor de la CIA, puso al descubierto la mentira a partir de su revelación en el diario New York Times “Lo que no encontré en África”.
Pero además, lejos de convertir a Irak en un paraíso democrático, la realidad de Irak hoy es un país sin infraestructura, con 1,3 millones de desplazados sin hogar, casi sin agua potable, ni transporte público ni electricidad, el sonido de los generadores inunda calles y hogares.
A la falta de infraestructura se suma la falta de instituciones. El sistema educativo fue pulverizado por la guerra y la Constitución del 2005 tiene muy poca legitimidad real. Las elecciones realizadas son dudosas y lejos de pacificar al país, han profundizado las diferencias sectarias étnicas y religiosas. Siendo una república parlamentaria en lo formal, lo cierto es que el gobierno de extracción chiíta de Al Miliki es autoritario e ineficiente, lo cual abona las diferencias con los sunnitas y kurdos; la falta de ejercicio institucional pone muy difícil la solución de las diferencias, bloqueando la toma de decisiones políticas.
El panorama es terreno fértil para los integristas musulmanes quienes instan a la población a la guerra santa contra un gobierno “puesto por los invasores”. Dos facciones se destacan, la célebre red “Al Qaeda” y los yihadistas de “Al Nusra” y “estado Islámico Sirio Iraquí”. Las últimas noticias indican que han tomado una región importante de Irak, incluyendo las ciudades de Ramadi y Faluya, provocando la intervención del gobierno nacional y el anuncio norteamericano del envío de drones y misiles.
En abril de éste año se realizarán elecciones en un país destruido, sin instituciones, con un gobierno autoritario pero debilitado, y con fuerzas centrífugas que amenazan con destripar al país en tres. Así, la promesa norteamericana de democracia y libertad con finalidad de la intervención se presentan para el ciudadano iraquí como un mero juego de intereses, que para ellos, después de décadas de sufrimiento, es un juego de lágrimas.


EL CAMBIO DE EJE SOBRE IRAN

El cambio de eje sobre IRAN Cerca de dos meses atrás ante la inminente intervención norteamericana en Siria la propuesta de Rusia de controlar, mediante la ONU, el desarme de armas químicas del gobierno Sirio propinó a EEUU una derrota diplomática memorable, y esta funcionó como catalizador de un cambio de perspectiva. En 1950 mediante la operación Ayax, EEUU promovió la caída del primer ministro iraní Mohammad Mossadeq, quien pretendía nacionalizar las participaciones petroleras británicas y estadounidenses, e instalaron en el poder al Shah Reza Pahlavi quien les devolvió sus intereses petroleros al tiempo que gobernaba despóticamente a través de la Savak, su policía política. Es cierto que también intentó una occidentalización de la sociedad iraní, sin embargo la pobreza, el descontento y la falta de legitimidad del Shah derivaron en la “Revolución islámica” que depuso a Pahlavi y llevó al poder a un clérigo, el célebre Ayatolah Jomeini. Estamos en 1979 y con el exilio del Shah en EEUU, los iraníes, arrastrados por el calor revolucionario, producen la toma de la Embajada en Teherán. A partir de allí, la confrontación fue permanente. EEUU apoyó a Irak en la guerra con Irán, y los iraníes jugaron con los soviéticos en la guerra fría. En los últimos años el enfrentamiento acumulaba sanciones económicas y financieras contra Irán y las respuestas verbales del Presidente Iraní Ahmadineyad, quien incluía vergonzosas opiniones acerca de la no existencia del Holocausto Judío y la desaparición del Estado de Israel, y el enfrentamiento con EEUU por su programa nuclear. Bush lo estigmatizó como uno de los países que integraban un eje del mal. Pero luego del incidente Sirio el eje cambió y Obama se acercó a Irán a través del nuevo presidente Hasán Rohaní. El reinicio de las relaciones entre estos países fue confirmado por la reapertura de la embajada británica en Teherán. EEUU y sus aliados negocian ahora con Irán, hablan, discuten su programa nuclear, sus relaciones políticas y comerciales. Sobre éste cambio de política internacional navega nuestro Protocolo con Irán en busca de aclarar el infamante ataque a la DAIA y la Embajada de Israel. La argumentada indignidad de tratar con el enemigo se choca de cara a la nueva realidad. El mundo habla con Irán e Irán con el mundo. No es solo Argentina quien dialoga con Irán. El Protocolo de Entendimiento es claramente deficiente, poco claro, un instrumento procesal de discutida valía. Sin embargo, en el marco de la nueva realidad configurada hace pocas semanas, quizás tan endeble instrumento, tenga una insospechada repercusión. Ha cambiado el eje, quizás cambien también las posibilidades, remotas por cierto, de encontrar justicia en un tema tan vital para nuestro país.