CASILDA, JUEVES 20 DE FEBRERO DE 2014. Es
difícil pensar y resumir Venezuela en pocas líneas. Vive horas difíciles. Inflación,
desabastecimiento, servicios públicos intermitentes y una fuerte inseguridad. El
presidente Maduro afronta protestas masivas organizadas por estudiantes y
aprovechadas por una oposición que alienta la caída de su gobierno, y la
respuesta oficial ha sido, básicamente, reprimirla. Cómo se ha llegado a ésta
situación? La llegada de Hugo Chaves al poder, en 1999, representando a
sectores postergados y pauperizados de Venezuela tuvo como resultado el arribo
del programa “socialismo siglo xxi”, un modelo que ha sido etiquetado de corte
populista. Este programa ha chocado con el modelo de derecha que hasta entonces
había manejado los destinos del país y de lo recursos petroleros. Distintas
elecciones, siempre controvertidas por sus detractores, le fueron dando a
Chaves la posibilidad de construir su visión de país. Al morir el líder el año
pasado, su sucesor manifestó la idea de profundizar el modelo. La cuestión es
si Maduro profundizó el modelo o radicalizó las diferencias.
En
el 2002 un golpe de estado destituyó temporariamente a Hugo Chaves, a quien el
apoyo popular lo devolvió a la magistratura. En 2013 Maduro asumió el poder con
un 44% de apoyo, pero según encuestas recientes, ese apoyo está en un 23%. Es
que los problemas económicos están afectando mayoritariamente a las clases
bajas que ven licuado su sueldo y no consiguen además las mercaderías básicas,
y sufren la inseguridad en las calles. Las rentas del petróleo, que vale decir
que antes se las quedaban unos pocos empresarios, pasaron a las arcas públicas
y fueron empleadas para ayuda social
necesaria, pero generaron poca estructura productiva, quizás un equilibrio en
estos fines podría haber ayudado. Las decisiones respecto de las tasas y el
tipo de cambio también contribuyeron a la crisis. El gobierno acusa golpe de
mercados, la oposición acusa al régimen.
Toda
construcción política democrática necesita ser legitimada primero en las urnas y
el juego de la democracia requiere también la tolerancia de quienes deberán
esperar su turno para poder llevar adelante sus ideas. Ahora, puede llegar un
gobierno a imponer un modelo profundo con el solo argumento de su triunfo electoral
o será necesario además otra legitimidad, la que se nutre y construye de
acuerdos con las minorías? Puede la mayoría prescindir del resto cuando se
trata de decisiones trascendentes como el modelo de país? Es indudable que en
una sociedad plural hay diferencias y no hay que temer los desacuerdos, que de
hecho son muchos, pero cuanto más importante la decisión política, más necesario
será que la sociedad tenga pisos básicos de consensos.
Venezuela
es un bocado apetitoso para propios y vecinos, a nadie escapa que el gobierno
chavista dejó fuera de juego enormes intereses que pugnan por recuperar sus
lugares de privilegio, así como intereses intrínsecos al gobierno luchan por
mantener los propios. En el medio hay gente honesta e inocente que adhiere a
uno otro sector. Al radicalizar las diferencias, al construir sin diálogo,
Maduro ha radicalizado la oposición de los sectores medios y altos, que además
son usados por aquellos que solo pretenden recuperar sus prebendas, generando a
su vez una visión reducida y peyorativa de la visión total del chavismo; pero
en la protestas también hay sectores humildes jaqueados por la crisis, algo que
el régimen no lee. En un juego de suma cero unos ganan todo y otros pierden
todo, en democracias presidencialistas fuertes no hay válvulas de escape como
quizás se encuentren en un parlamentarismo que nos resulta ajeno a los
americanos. Si Maduro piensa que es una situación que solo se resolverá
acallando las protestas con violencia, que ya no se sabe si domina, entonces
tiene los días contados y el mayor o menor tiempo que tenga se comprará con
víctimas. Se necesita parar, se necesita encuentro y diálogo de todos, pues la
caída del país los arrastrará a todos por igual. Quizás la intervención de los
foros internacionales, a menudo ineficientes, pueda aportar una mediación. Es
más que nada un deseo. Para un país hermano en momentos cruciales, atravesando
un laberinto de fuego.
1 comentario:
Pensamientos de Rosa Montero al respecto en diario El País de España
http://elpais.com/elpais/2014/02/24/opinion/1393245355_085096.html
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