domingo, 15 de junio de 2014

BREVE NOCIÓN ACERCA DE LA JUSTICIA PENAL INTERNACIONAL

La Segunda Guerra Mundial fue un punto de inflexión en cuanto al horror que el hombre hace al hombre. Los millones de muertos, la elección de blancos civiles como estrategia bélica, los campos de concentración y la limpieza étnica, las bombas nucleares superaron los pensable, poniendo al hombre en un lugar fuera de la humanidad. Se decidió que dichos crímenes debían ser juzgados, y los autores condenados, por lo que se constituyeron dos Tribunales de Justicia específicos, Nuremberg (ciudad muy relacionada al nazismo) y Tokio. Se aplicaron principios de justicia internacional de gran impacto, pero dichos tribunales fueron seriamente cuestionados no solo por ser considerados “justicia de los vencedores” sino también por considerar muchos especialistas que se había producido violaciones a ciertas garantías penales. Por cierto, los hechos de Hiroshima y Nagasaki nunca fueron cuestionados ni juzgados.
Con el correr de los años la idea de Justicia Internacional se fue desarrollando sobre la base de los Principios de Nuremberg, sin embargo el sistema se mantuvo en cuanto a la constitución de Tribunales es post facto, es decir, con posterioridad a los hechos, con los mismos cuestionamientos. Se han constituido tres Tribunales Especiales, para situaciones en las que las violaciones de los derechos humanos fueron masivas.
El primero de ellos fue para el conflicto de los Balcanes, el T E Penal Internacional para la Ex Yugoslavia. La desintegración de dicho país dio lugar a un conflicto entre esos pueblos, que desde 1.991 incluyó limpiezas étnicas, campos de concentración, asesinatos masivos por motivos religiosos, étnicos o de nacionalidad, con violaciones masivas y torturas atroces. Europa repetía la experiencia del Holocausto.
En África se han dado otros dos, el T E Penal Internacional para Ruanda, a raíz del conflicto tribal entre dos étnias, tutsis y hutus que produjo en 1994 un genocidio en el que la población hutu (85% del total de país) asesinó en 5 meses entre 800.000 y 1.000.000 de tutsis (que componían el 15% de la población).  El otro Tribunal Penal Internacional especial es el de Sierra Leona, inmersa en una guerra civil en la que se mezclaban el tráfico de los llamados “diamantes sangrientos” y los “niños soldados”.
Sin embargo era claro en la comunidad internacional que era necesario un Tribunal Penal Internacional que pudiera juzgar nuevas situaciones, que contara con personal, material, presupuesto y reglamentos propios, asegurando la operatividad de las garantías penales. Gracias a los Estatutos de Roma, en 1.998 quedó conformada la Corte Penal Internacional, cuya competencia es juzgar a los responsables por los delitos de Genocidio, Crímenes de Lesa Humanidad, Crímenes de Guerra y Crímenes de Agresión (si bien no está totalmente definida esta figura, se refiere a los responsables por la agresión de un estado a otro estado). Su competencia es complementaria, dado que interviene si es que los órganos judiciales internos de un país no pueden o no quieren intervenir.
Éste Tribunal fue creado para intervenir en hechos posteriores a su constitución a instancias del Consejo de Seguridad, por denuncia de un estado o por iniciativa de la Fiscalía. Es de mencionar que el primer Fiscal de la Corte fue el abogado Argentino Luis Moreno Ocampo, quien se había desempeñado como Fiscal adjunto al Fiscal Julio Cesar Strassera en el emblemático Juicio a las Juntas durante el mandato presidencial de Raúl Alfonsín.
No debe confundirse a la Corte Penal Internacional con la Corte Internacional de Justicia, cuya competencia está vinculada no a juzgamiento de crímenes sino a la resolución de conflictos entre distintos Estados.

También debe recordarse que muchas potencias no han aceptado la competencia de la Corte Penal Internacional, especialmente EEUU, siendo la única lectura posible la de entender que, a sabiendas de las frecuentes operaciones militares que llevan a cabo, garantizan a su personal operativo inmunidad por sus actuaciones. A pesar de las objeciones que sufre, muchas de ellas justas, se trata de un paso más en la lucha internacional por lo Derecho Humanos.