lunes, 8 de diciembre de 2008

¿ A QUIEN VISTE EN EL CAMINO ?




1. ¿A QUIEN VISTE EN CAMINO? Un parcial inolvidable

En 1.988 cursaba la materia Filosfía II en la Facultad de Derecho de la UCA Rosario. La materia era profesada por el licenciado Rubén Amiel, quien con un estilo brillante y entretenido, y sumamente personal, transformaba rapidamente en desafío el cursado. Cerca del final del año, mientras estabamos en medio de un parcial, debimos suspender el mismo por un corte de luz, dado que presentaba el inconveniente de no poder terminar de escribir; la cuestión era que ya teniamos las preguntas a responder y nos mirabamos todos inquietos por saber cuál sería la solución del Licenciado a la situación, es decir, ¿daría el examen por terminado? ¿cambiaría las preguntas? Para sorpresa de todos, con un dominio de la situación que nos dejó pasmados, con media sonrisa y media mueca de desgano, Amiel toma sus cosas y casi sin mirarnos nos anuncia que la clase venidera continuabamos el parcial ya iniciado. Seguramente disfrutó nuestras caras y miradas, ya que desconcertados preguntamos si le debíamos entregar lo escrito, a lo que respondío por la negativa y desapareció. en el reparto de suertes, compartía el mismo tema con Lucas Incicco, quien tenía, como yo mismo, un cierto sabor por la filosofía. Nos reunimos la tarde siguiente, fin de cambiar pareceres sobre las preguntas y rapidamente convenimos las dos primera de las que recuerdo que una era claramente relacionada con el vitalismo de Nietszche, la otra ha entrado en el olvido propio de todo recuerdo. Claro que quedaba la tercera consigna. El Licenciado tenía predilección por asignarnos párrafos sin mencionar su autor, y la misión era atribuirle una filiación filosófica, dando razón de lo dicho. En el caso de marras (para darle una pincelada jurídica a la cosa) se trataba de un diálogo, que así discurría :



"--¿Te encontraste con alguien por el camino? --continuó el Rey extendiendo la mano para que el mensajero le diera más heno.

--A nadie --reveló el mensajero.

--Eso cuadra perfectamente --asintió el Rey-- pues esta jovencita también vio a Nadie. Asi que, naturalmente, Nadie puede andar más despacio que tú."



La tarde pasó rápido, pues estabamos bastante entretenidos tratando de vincular el texto a alguna de los temas que eran objeto del examen, y uno tras otro, todos los razonamientos se presentaban forzados y poco pertinentes. Como nada nos convencía nos propusimos una estrategia consistente en probar suerte en clase, y alternativamente ir cada uno al escritorio del licenciado e intentar sonsacarle una pista; el Licenciado permitía esta usanza, que aprovechaba para replicar con acidas ironías que evidenciaban cada uno de los desatinos que le llegaban a consulta. Así fue, y una y otra vez nos presentabamos para decirle que que el diálogo no podía ser vinculado a una idea filosófica de las que manejabamos, y damos nuestros motivos, coincidiendo el magister en cada oportunidad en que efectivamente no era tal o cual cosa. Finalmente se nos acabaron los temas por lo que nuestra desazon, sumada a nuestra creciente curiosidad, nos llevó a ser los únicos dos estudiante que quedaban en el aula. Finalmente nos rendimos, y entregando nuestros parciales le planteamos que antes que poner cualquier cosa preferíamos dejar la respuesta en blanco, reforzando nuestro alegato con una apretada síntesis de por qué no se trataba de ninguna de los opciones que manejabamos. El licenciado sonrió y asintiendo nos preguntó qué nos parecía el diálogo, a lo que respondimos que era irracional, que bajo la forma de una deducción en realidad nos parecía ilógico. volvió a sonrier, nos dijo que en efecto así era, que se trataba de un párrafo de Lewis Carroll y que estaba bien, y sin más nos despidió. Más tranquilos, salimos al pasillo a encontrarnos con nuestro compañeros, para consultar otras respuestas, las cuáles eran de lo más variopintas, especialmente una que vinculaba al texto con el "budismo zen".



Han pasado años desde ese parcial, más de los que estoy dispuesto a admitir sin mediar algún tipo de sofisticada tortura semejante a las que es sometido James Bond en alguna de sus imperialistas aventuras; a pesar de ello, jamás hemos olvidado ese parcial y nunca falta a la ocasión en la que al encontrarme con Lucas, uno de los dos pregunte al otro ¿a quién viste en el camino?

II. NADIE PUEDE ANDAR MAS DESPACIO QUE TU. Una respuesta debida.

a. UN POCO DE HENO
Todo lo relacionado a Lewis Carroll es enigmático, o al menos fuera de lo común, empezando quizás por su nombre, ya que Carrol es el seudónimo utilizado por Charles Lutwidge Dodgson para sus aventuras literarias que, como veremos, no solo nos revelan un mundo de fantasía, sino también los intereses más profundos de su enigmático autor.
Carroll-Dodgson (en adelante Carroll) nació en Inglaterra en 1.832, y se dedicó tanto a la religión como a la enseñanza; en efecto hizo carrera tanto en la iglesia Anglicana como en la docencia en el área de las matemáticas y la lógica, enseñando en Oxford. Su lado artístico se canalizó por su producción literaria y fotográfica. Las sombras, las dudas y el genio serían improntas de su vida.
Su obra escrita compendia tanto libros de lógica y matemática, como fantasías literarias infantiles; estas ultimas, entre líneas, revelan las ideas de Carroll en muchos aspectos importantes relacionados con su vida académica. Criado en una sociedad victoriana, Carroll brindaba una imagen típica del inglés flemático y puritano en los años de la modernidad, combinando religión y lógica entre sus actividades formales. Sin embargo este espíritu inquieto supo disimular y a la vez expresar un pensamiento que rompía varios moldes de su mundo.

b. ESO CUADRA PERFECTAMENTE.
Un profesor de lógica en los años del racionalismo, del positivismo, del empirismo, en los años de la revolución industrial, de la fe en las ciencias, en el progreso. Toda una visión lógica del mundo que finalmente se revela en Carroll como no-lógica. Es que ese es el truco de su producción y especialmente el texto elegido por el licenciado Amiel para el parcial, bajo una forma lógica se llega a la no-lógica, y este profesor se revela contra su propia materia y la sociedad en la que vive. Carroll (al igual que L. Wittgenstein años más tarde) era cultor de las paradojas, y que mejor que un especialista en lógica para que nos hable de lo no-lógico y posiblemente sea un intento de abandono del ideal racional (me vienen a la memoria libros de J J Sebrelli como “Asedio a la Modernidad” y “El olvido de la razón”), pero no ya desde la reacción pasional del romanticismo, sino desarticulando el sistema desde adentro, por eso es importante reivindicar las forma lógica del diálogo que justamente revela su contrario. ¿Habría encontrado un problema en el racionalismo, un grieta, un mal funcionamiento, una monstruosidad. Habría advertido quizás que la razón no es un sistema completo. Habría prefigurado a Kurt Gödel y las consecuencias filosóficas de su teorema de la incompletitud? ¿Son las paradojas lógicas que pueblan sus libros “Alicia en el país de las Maravillas” y “Alicia a través del Espejo” una manera solapada de expresar las ideas de un adelantado a su tiempo? ¿Encontró en el final de sus silogismos el caos, una realidad que no respondía a los esquemas racionales de la lógica formal, que no alcanzaba ya a explicarla? No es lugar de aventurar el alcance de sus estudios lógicos (tampoco estoy en condiciones de hacerlo), pero se intuye que Carroll se encontró con inconsistencias e incoherencias y sus paradojas las ponían en evidencia. Detrás del matemático victoriano rugía un hombre que pugnaba por romper moldes, quizás el hombre que encontró debajo de la lógica formal a la no-lógica, u otras lógicas. Todo bajo la deliciosa forma de un cuento para niños.
Pero algo más, con sus paradojas y juegos (ver por ejemplo la carrera de los conjurados en “Alicia en el país de las maravillas”) Carroll se pronuncia por un mundo donde el azar, el caos, el factor humano, siempre tan irracional e imprevisible, no puede ser reducido a axiomas y leyes que lo expliquen y lo encoserten, justamente lo opuesto a esa sociedad victoriana en la que vivía, tan afecta al formalismo de reglas sociales, reglas prescindibles, reemplazables. Y trasladado a las reglas del lenguaje, con las que se puede jugar tanto como con las paradojas lógicas, Carroll nos presenta una idea de juegos del lenguaje como un juego social que podría preceder a Wittgenstein.
Si decimos que a través de sus juegos y paradojas Carroll pudo prefigurar a Kurt Gödel y a Ludwig Wittgenstein estamos diciendo ni más ni menos que Lewis Carroll es probablemente una de las mentes más brillantes que ha existido. Sin embargo tan brillante como su genio es el bajo perfil que ocupa su figura en el reconocimiento. Son sus ideas enseñadas en voz baja así que bajas eran las voces que sospechaban en Carroll su relación con Alicia, la niña de sus sueños, quizás no solo literarios. ¿Fueron sus producciones fotográficas reveladoras de una inclinación hacia la pederastia? ¿y si así fuera, repercute esto sobre la valoración de sus ideas de fulminante creatividad? Carroll abandonó su carrera en la Iglesia Anglicana, y sobre esto se tejieron tramas oscuras que acompañaron a su relación con las infantes, pero nunca en voz alta, siempre cuidando las formas de una sociedad victoriana a la cual, quizás, Carroll estaba deconstruyendo.

c. NADIE PUEDE ANDAR MAS LENTO QUE TU
Ha pasado tiempo y vida desde aquel parcial, entre casamientos, expedientes, libros y amigos, el azar me llevó recientemente a un sitio web donde una enorme cantidad de alumnos se pronunciaban en frases elogiosas y cariñosas hacia ese profesor que también tocó nuestras vidas, y no pude sino recordar que el punto 3 de ese examen no había sido escrito. Lucas, hemos tardado un rato, pero creo que debíamos escribir la respuesta que con tanto afán buscamos en esos días rosarinos. Sin duda que el Rey de Carroll puede decirnos con justicia que “nadie es más lento que tu” y vistos los 20 años que pasaron quizás sea cierto. Y como en ese 1.988, también hoy lo disfruté.





lunes, 1 de diciembre de 2008

SOY

Soy el azaroso encuentro de átomos
que el destino caprichoso obligó a convivir

Soy la combinación abominable
que sucedió a la forma primigenia

Soy el anagrama efímero
de tu imagen y semejanza

Si encriptado en mis pliegues
yace tu nombre y el universo todo

Si prendida a mis errores
comulga tu desdicha de creador

Abre mis canales estériles,
separa mis miembros contingentes,
desguaza esta alma tortuosa,
llena el cubilete cósmico,
baraja nuevamente,
y al ritmo del viejo vals
encuentra el otro reflejo
de tu insensible arquetipo.