viernes, 24 de julio de 2015

LO QUE EL HOMBRE HACE AL HOMBRE

                   En 1921 el filósofo Walter Benjamin compró un cuadro al artista suizo Paul Klee y vio en “Angelus Novus” (tal el título de la obra) al ángel de la historia, que contempla un pasado sembrado por los escombros de la tragedia. Benjamin piensa la historia como una catástrofe única que amontona escombros sobre escombros. Sin embargo el siglo XX nos mostró que lo que el hombre hace al hombre no solo afecta vidas, sino que puede llevar al aniquilamiento de lo “Humano”, Myriam Renault d´Allones nos habla del infierno antes y no después de la muerte.
           Los genocidios nos colocan en esa situación y por eso quizás persistan sus negaciones. La obligación es acabar con esa conspiración de silencio.
             En julio de 1995, hace 20 años, miles de bosnios musulmanes buscaban salvar la vida en una de las áreas seguras de Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina, ese lugar era Srebrenica, un enclave bosnio-musulmán en una zona serbo-bosnia, la República de Srpska, que es parte de la hoy Federación Bosnia-Herzegovina. La Guerra de los Balcanes presentaba atrocidades conocidas como campos de concentración, limpiezas étnicas, ejecuciones, violaciones y torturas masivas.
            El ejército pro serbio de Srpska, al mando del general Ratko Mladic procedió a sitiar y ocupar la ciudad de Srebrenica, cuya población de 30.000 habitantes había crecido a más de 60.000 dado el flujo de refugiados que llegaban buscando seguridad y que se encontraron sitiados en una trampa mortal. Junto a Mladic llegó un feroz grupo paramilitar conocido como “los escorpiones”, que ejecutaban tareas de asesinato. Los pocos cascos azules y tropas bosnias de Srebrenica no fueron ni siquiera una mínima oposición para las tropas del “carnicero de Srebrenica”, título con que se conocería a Mladic.
            Con la ciudad ocupada, se realizaron los preparativos de la masacre; primero se dividió a la población en mujeres, ancianos, niños y hombres, considerando como tales a todos los varones mayores de 11 años. Gran parte de las mujeres fueron violadas torturadas y muchas asesinadas; para todos los hombres aguardaba la ejecución, por lo que fueron trasladados a escuelas, fábricas y bosques fuera de la ciu
dad donde sistemáticamente fueron torturados y asesinados. En pocos días, entre el 12 y el 19 de julio de 1995 el operativo genocida de Mladic, cobró la vida de mujeres, niños, jóvenes y adultos varones bosnios-musulmanes en un número superior a 8.000 personas.        
            Se ha llamado limpieza étnica a éste proceder pero éste término puede ser utilizado como enmascaramiento de la verdad, puesto que aun hoy se niegan los asesinatos sistemáticos excusando que la limpieza étnica consistió en “trasladar” a la población. Los testigos y las fosas comunes ponen la verdad en una palabra que muchos niegan; esa palabra es genocidio.
            El sociólogo argentino Daniel Feierstein distingue en genocidio un concepto jurídico de uno sociológico, aclarando en principio que se trata de un aniquilamiento sistemático de parte de la población como tal. El concepto encuentra una definición jurídica en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio como la matanza de miembros del grupo, la lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, el sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, el traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo; tales actos son perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Quedó fuera de la enumeración la eliminación de los grupos políticos, por la razón de que muchos países se sabían comprometidos con ésta situación. La tipificación debe ser revisada.
            Feierstein agrega la noción de genocidio sociológico, como la eliminación no solo física del grupo en cuestión sino también de las fuerzas sociales que dicho grupo había construido. Tan importante como la desaparición física del grupo.
            La guerra terminó con un saldo aterrador de muertos y violaciones de los derechos humanos. Llegaría la hora de las responsabilidades. Mladic fue imputado por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia por el delito de genocidio, pero permaneció prófugo hasta su detención en 2011. En 2012 se inició su proceso penal internacional. Aun hoy en Serbia y República Srpska muchos consideran al carnicero de Srebrenica un “héroe”.
            El genocidio es el infierno antes de la muerte, es lo inimaginable, es poner al hombre fuera de la humanidad, es quebrar la idea misma de humanidad, sin embargo, estas aberraciones son negadas, justificadas, enmascaradas. Se ha negado el holocausto judío, se sigue negando el genocidio armenio, y nuestra obligación es estudiar lo que ha pasado, condenarlo y difundir, debatir los genocidios, sean en Ruanda, Armenia, Polonia, España o Argentina. Solo eso nos devuelve a la humanidad. Solo eso puede evitar lo que a veces el hombre hace al hombre.