sábado, 10 de enero de 2015

ATENTADO A CHARLIE HEBDO, UN ANÁLISIS.


Venganza. Violencia. Fanatismo. Parece fácil condenar el atentado a la sede del semanario francés Charlie Hebdo, pero tan solo cuando escuchamos un poquito otras voces, la realidad se presenta muchísimo más compleja que la sola elaboración de una condena.
Lo primero es lo primero, y digamos ya que es imperante, es un deber condenar y aborrecer el atentado que costara la vida a 12 personas, y con sus vidas recién tomadas, el respeto es lo primero. Sin embargo también hay un deber que es entender qué pasó, quizás la mejor manera de evitar que vuelva a ocurrir.
Charlie Hebdo es una publicación crítica, si es necesario poner una etiqueta, digamos que de izquierda, anticlerical, quizás contrasistémica. Utiliza con frecuencia el humor irónico para exponer realidades que critica sin piedad, especialmente políticas y religiosas. El humor ridiculizante suele parecernos divertido, excepto cuando nos toca. La verdad es que siempre que una crítica nos salpica cualquier persona o publicación nos deja de parecer simpática, es nuestra condición humana.
Las caricaturas hirientes hacia políticos y religiones son una constante en Charlie Hebdo, y más allá de las adhesiones que genere éste atentado, lo cierto es que muchas personas podrían no estar de acuerdo ni con su posición política, ni religiosa, ni con la forma en que elabora la crítica a través de la ridiculización, y es aquí donde realmente ponemos a prueba nuestra filiación democrática. La libertad de expresión nos prueba allí donde aceptamos las ideas que molestan, pican, irritan. El humor irónico y ridiculizante expone como ninguno nuestras convicciones; allí reside la importancia de Charlie Hebdo y publicaciones similares pues es en el espacio de la creatividad el que mayor conmueve nuestras ideas y posiciones, al contrastarlas con situaciones que nosotros no estamos en condiciones de imaginar pues si hay algo que cuesta es ridiculizarnos a nosotros mismos, vulnerar nuestros propios sentimientos y adhesiones. Alguien debe hacerlo para que a partir de allí repensemos nuestras ideas, aunque duela, nos ayuda. Charlie Hebdo cumple una función social vital en cualquier sociedad.
Los criticados solemos responder con furia a la crítica, y la sociedad argentina lo sabe, solemos ser bastante intolerantes con que quienes nos llevan la contraria, con quienes piensan y sienten distinto. Ahora, cuando el intolerante es además un fanático radicalizado, las consecuencias pueden ser lastimosas en extremo.
Mientras escribo, aun no está claro la pertenencia de los asesinos a un determinado grupo, aunque Estado Islámico se haya pronunciado al respecto calificando a los perpetradores como “héroes”, su accionar parece vinculado mucho más a la red Al Qaeda. Estamos hablando de yihadismo, es decir, el terrorismo violento que radicaliza el islam hacia una guerra sagrada contra todo lo que se considere fuera de su fanatismo. Recordemos que no solo se ataca a Occidente, los propios islamistas moderados suelen ser blancos de sus críticas y atentados.
La red Al Qaeda es rizomática, para utilizar la idea de Deleuze, hay comunicación, hay soporte, pero cada grupo actúa con independencia y sin la necesidad de una aprobación jerárquica vertical.
Al parecer los responsables del atentado, los hermanos Kouachi pudieron ser entrenado en Irak y Yemen por Al Qaeda. Al provocar la muerte de los integrantes de Charlie Hebdo, esgrimieron la justificación de haber lavado el honor del Profeta, ya que consideraban que la publicación había ofendido a Mahoma
Es inevitable relacionar el hechos con la fatwa (resolución) dictaminada desde Irán por el Ayatola Ruhollah Jomeiní, condenando a muerte al escritor indio-británico Salman Rushdie, luego de la publicación de su libro “los Versos Satánicos”.
El viernes 9 se desató en nuestro país una discusión a raíz de una publicación de la decana de la Facultad de Periodismo de La Plata, quien manifestaba que el atentado era injustificable pero debía contextualizarse, provocando una catarata de críticas y agravios, en los que se volcaban mucho más argumentos contra su persona y su filiación política que contra su idea. Aprovechemos tal discusión, porque puede mirarse el hecho desde otro lugar.
Está mal que contextualicemos el atentado? Que significa la expresión contextualizar? Sin dudas que poner en contexto es situar al hecho en relación con todas sus posibles causas y consecuencias. La idea de poner en contexto el hecho es imposible de criticar, ya que entender lo sucedido es clave. Solo podemos entender la crítica como la idea de no estar de acuerdo con que un contexto pueda justificar el atentado. Lo cierto es que así como la crítica a contextualizar el hecho es absurda, la decana Florencia Saintout debe también aceptar que en la formulación de expresiones políticas la proposición “pero” suele utilizarse entre dos términos para que el segundo funcione como justificación del primero, veamos algunos ejemplos: “tal político roba, pero algo hace”, o hablando de Pinochet se podría pensar “fue un dictador asesino, pero desarrolló la economía chilena”. También puede pensarse al “pero” como introducción de una excepción, por ejemplo, “yo no estoy a favor de la pena de muerte pero en algunos países da resultado”. Por tanto cae de maduro que la expresión de Saintout “Los crímenes jamás tienen justificaciones pero si tienen contextos”, de no ser aclarada, puede tener distintas interpretaciones, algunas peyorativas.
Lo que debe quedar claro que el problema no es contextualizar, sino cuál es el contexto analizado y que implica ese contexto. Ahora, ya sabemos que analizar el tema es imperioso, la cuestión es si hay un contexto que justifique el ataque a Charlie Hebdo, porque esa es la cuestión.
Las críticas y las ridiculizaciones religiosas de Charly Hebdo son merecedoras del ataque por haber “jugado con fuego”? Debieron los dibujantes y periodistas no tratar temas sensibles al sentimiento de religiones o partidarios políticos?
Un país, un centro comercial, una embajada, una mutual, un periódico, un escritor, una productora cinematográfica, una radio, pueden merecer un ataque terrorista? Porque no hay que hacerse los distraídos, no puede decirse que en algunos casos sí y otros no. Por ejemplo, no puede condenarse el ataque a Charlie Hebdo,  pero considerar que la política norteamericana en Oriente Medio justificó el ataque a las Torres Gemelas. Si el World Trade Center es considerado el símbolo del capitalismo conservador de derecho y Charlie Hebdo una publicación de izquierda, nuestra afiliación política nos lleva a justificar uno y condenar otro?
De ninguna manera, el terrorismo como fin o como medio consiste en una acción violenta que tiene por objeto provocar un daño que genere en las víctimas y la sociedad un miedo, un shock, un terror que la paralice, que la someta. Desde éste punto de vista no hay manera alguna de justificar algo que es intrínsecamente inmoral. Y si el terrorismo es encarnado por un Estado, es doblemente inmoral, puesto que se trata de la institución que además debe velar por la legalidad y seguridad de las personas, cosa que sirve para aclarar la incorrecta caracterización de la teoría de los dos demonios.
La libertad de expresión es compatible con la réplica, con el debate, el disenso, con la discusión, pero siempre en el marco del diálogo, nunca en el de la violencia terrorista.
Y tampoco un ataque terrorista puede justificar una respuesta terrorista. El ataque a las Torres Gemelas dio lugar al Acta Patriótica de Seguridad Nacional, la Guerra Preventiva, la Invasión a Afganistán, a Irak, a la Prisión de Guantánamo, por solo poner ejemplos. Ni el ataque del 11-S es justificado, ni las respuestas de EEUU fueron justificadas.
Cómo reaccionará Francia y Europa? Será éste ataque capitalizado por los xenófobos? Por la ultra derecha conservadora? Será excusa para violar libertades y garantías bajo el pretexto de la seguridad nacional? Fortalecerá una política inmigratoria excluyente? Esperemos que las respuestas sean inteligentes, porque si rechazamos el ataque con nuestras convicciones democráticas, la respuesta a dicho ataque no puede pisotear luego, los mismos principios democráticos que usamos previamente.
Resumiendo, la contextualización del ataque a Charlie Hebdo nos sirve para explicar y fundamentar por qué rechazamos dicho ataque a las personas, periodistas, y libertad de expresión realizado por el fundamentalismo radicalizado y violento de la yihad islámica. Claro, puede haber otras ideas, otras contextualizaciones, incluso, quienes justifiquen lo sucedido, y para oponernos a tal justificación tenemos la palabra, el diálogo siempre nos pondrá en la tarea de explicarnos y probar nuestras ideas, lo cual es tarea fundamental de toda persona y sociedad.