Venganza. Violencia. Fanatismo.
Parece fácil condenar el atentado a la sede del semanario francés Charlie
Hebdo, pero tan solo cuando escuchamos un poquito otras voces, la realidad se
presenta muchísimo más compleja que la sola elaboración de una condena.
Lo primero es lo primero, y digamos
ya que es imperante, es un deber condenar y aborrecer el atentado que costara
la vida a 12 personas, y con sus vidas recién tomadas, el respeto es lo
primero. Sin embargo también hay un deber que es entender qué pasó, quizás la
mejor manera de evitar que vuelva a ocurrir.
Charlie Hebdo es una publicación
crítica, si es necesario poner una etiqueta, digamos que de izquierda,
anticlerical, quizás contrasistémica. Utiliza con frecuencia el humor irónico
para exponer realidades que critica sin piedad, especialmente políticas y
religiosas. El humor ridiculizante suele parecernos divertido, excepto cuando nos
toca. La verdad es que siempre que una crítica nos salpica cualquier persona o
publicación nos deja de parecer simpática, es nuestra condición humana.
Las caricaturas hirientes hacia
políticos y religiones son una constante en Charlie Hebdo, y más allá de las
adhesiones que genere éste atentado, lo cierto es que muchas personas podrían
no estar de acuerdo ni con su posición política, ni religiosa, ni con la forma
en que elabora la crítica a través de la ridiculización, y es aquí donde
realmente ponemos a prueba nuestra filiación democrática. La libertad de
expresión nos prueba allí donde aceptamos las ideas que molestan, pican,
irritan. El humor irónico y ridiculizante expone como ninguno nuestras convicciones;
allí reside la importancia de Charlie Hebdo y publicaciones similares pues es
en el espacio de la creatividad el que mayor conmueve nuestras ideas y
posiciones, al contrastarlas con situaciones que nosotros no estamos en
condiciones de imaginar pues si hay algo que cuesta es ridiculizarnos a nosotros
mismos, vulnerar nuestros propios sentimientos y adhesiones. Alguien debe
hacerlo para que a partir de allí repensemos nuestras ideas, aunque duela, nos
ayuda. Charlie Hebdo cumple una función social vital en cualquier sociedad.
Los criticados solemos responder con
furia a la crítica, y la sociedad argentina lo sabe, solemos ser bastante
intolerantes con que quienes nos llevan la contraria, con quienes piensan y
sienten distinto. Ahora, cuando el intolerante es además un fanático
radicalizado, las consecuencias pueden ser lastimosas en extremo.

La red Al Qaeda es rizomática, para
utilizar la idea de Deleuze, hay comunicación, hay soporte, pero cada grupo
actúa con independencia y sin la necesidad de una aprobación jerárquica
vertical.
Al parecer los responsables del
atentado, los hermanos Kouachi pudieron ser entrenado en Irak y Yemen por Al
Qaeda. Al provocar la muerte de los integrantes de Charlie Hebdo, esgrimieron
la justificación de haber lavado el honor del Profeta, ya que consideraban que
la publicación había ofendido a Mahoma
Es inevitable relacionar el hechos
con la fatwa (resolución) dictaminada desde Irán por el Ayatola Ruhollah Jomeiní,
condenando a muerte al escritor indio-británico Salman Rushdie, luego de la
publicación de su libro “los Versos Satánicos”.
El viernes 9 se desató en nuestro
país una discusión a raíz de una publicación de la decana de la Facultad de
Periodismo de La Plata, quien manifestaba que el atentado era injustificable
pero debía contextualizarse, provocando una catarata de críticas y agravios, en
los que se volcaban mucho más argumentos contra su persona y su filiación
política que contra su idea. Aprovechemos tal discusión, porque puede mirarse
el hecho desde otro lugar.
Está mal que contextualicemos el
atentado? Que significa la expresión contextualizar? Sin dudas que poner en
contexto es situar al hecho en relación con todas sus posibles causas y
consecuencias. La idea de poner en contexto el hecho es imposible de criticar, ya que entender lo sucedido es clave. Solo podemos entender la crítica como la idea de no estar de acuerdo con que un
contexto pueda justificar el atentado. Lo cierto es que así como la crítica a contextualizar el hecho es absurda, la decana Florencia Saintout debe también aceptar
que en la formulación de expresiones políticas la proposición “pero” suele
utilizarse entre dos términos para que el segundo funcione como justificación
del primero, veamos algunos ejemplos: “tal político roba, pero algo hace”, o hablando
de Pinochet se podría pensar “fue un dictador asesino, pero desarrolló la
economía chilena”. También puede pensarse al “pero” como introducción de una excepción,
por ejemplo, “yo no estoy a favor de la pena de muerte pero en algunos países
da resultado”. Por tanto cae de maduro que la expresión de Saintout “Los
crímenes jamás tienen justificaciones pero si tienen contextos”, de no ser
aclarada, puede tener distintas interpretaciones, algunas peyorativas.
Lo que debe quedar claro que el
problema no es contextualizar, sino cuál es el contexto analizado y que implica
ese contexto. Ahora, ya sabemos que analizar el tema es imperioso, la cuestión
es si hay un contexto que justifique el ataque a Charlie Hebdo, porque esa es
la cuestión.
Las críticas y las ridiculizaciones
religiosas de Charly Hebdo son merecedoras del ataque por haber “jugado con
fuego”? Debieron los dibujantes y periodistas no tratar temas sensibles al
sentimiento de religiones o partidarios políticos?
Un país, un centro comercial, una
embajada, una mutual, un periódico, un escritor, una productora
cinematográfica, una radio, pueden merecer un ataque terrorista? Porque no hay
que hacerse los distraídos, no puede decirse que en algunos casos sí y otros
no. Por ejemplo, no puede condenarse el ataque a Charlie Hebdo, pero considerar que la política norteamericana
en Oriente Medio justificó el ataque a las Torres Gemelas. Si el World Trade
Center es considerado el símbolo del capitalismo conservador de derecho y
Charlie Hebdo una publicación de izquierda, nuestra afiliación política nos
lleva a justificar uno y condenar otro?
De ninguna manera, el terrorismo como
fin o como medio consiste en una acción violenta que tiene por objeto provocar
un daño que genere en las víctimas y la sociedad un miedo, un shock, un terror
que la paralice, que la someta. Desde éste punto de vista no hay manera alguna
de justificar algo que es intrínsecamente inmoral. Y si el terrorismo es
encarnado por un Estado, es doblemente inmoral, puesto que se trata de la
institución que además debe velar por la legalidad y seguridad de las personas,
cosa que sirve para aclarar la incorrecta caracterización de la teoría de los
dos demonios.
La libertad de expresión es
compatible con la réplica, con el debate, el disenso, con la discusión, pero
siempre en el marco del diálogo, nunca en el de la violencia terrorista.
Y tampoco un ataque terrorista puede
justificar una respuesta terrorista. El ataque a las Torres Gemelas dio lugar
al Acta Patriótica de Seguridad Nacional, la Guerra Preventiva, la Invasión a
Afganistán, a Irak, a la Prisión de Guantánamo, por solo poner ejemplos. Ni el
ataque del 11-S es justificado, ni las respuestas de EEUU fueron justificadas.
Cómo reaccionará Francia y Europa?
Será éste ataque capitalizado por los xenófobos? Por la ultra derecha
conservadora? Será excusa para violar libertades y garantías bajo el pretexto
de la seguridad nacional? Fortalecerá una política inmigratoria excluyente?
Esperemos que las respuestas sean inteligentes, porque si rechazamos el ataque
con nuestras convicciones democráticas, la respuesta a dicho ataque no puede
pisotear luego, los mismos principios democráticos que usamos previamente.
Resumiendo, la contextualización del
ataque a Charlie Hebdo nos sirve para explicar y fundamentar por qué rechazamos
dicho ataque a las personas, periodistas, y libertad de expresión realizado por
el fundamentalismo radicalizado y violento de la yihad islámica. Claro, puede
haber otras ideas, otras contextualizaciones, incluso, quienes justifiquen lo
sucedido, y para oponernos a tal justificación tenemos la palabra, el diálogo
siempre nos pondrá en la tarea de explicarnos y probar nuestras ideas, lo cual
es tarea fundamental de toda persona y sociedad.
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