sábado, 25 de enero de 2014

EL CAMBIO DE EJE SOBRE IRAN

El cambio de eje sobre IRAN Cerca de dos meses atrás ante la inminente intervención norteamericana en Siria la propuesta de Rusia de controlar, mediante la ONU, el desarme de armas químicas del gobierno Sirio propinó a EEUU una derrota diplomática memorable, y esta funcionó como catalizador de un cambio de perspectiva. En 1950 mediante la operación Ayax, EEUU promovió la caída del primer ministro iraní Mohammad Mossadeq, quien pretendía nacionalizar las participaciones petroleras británicas y estadounidenses, e instalaron en el poder al Shah Reza Pahlavi quien les devolvió sus intereses petroleros al tiempo que gobernaba despóticamente a través de la Savak, su policía política. Es cierto que también intentó una occidentalización de la sociedad iraní, sin embargo la pobreza, el descontento y la falta de legitimidad del Shah derivaron en la “Revolución islámica” que depuso a Pahlavi y llevó al poder a un clérigo, el célebre Ayatolah Jomeini. Estamos en 1979 y con el exilio del Shah en EEUU, los iraníes, arrastrados por el calor revolucionario, producen la toma de la Embajada en Teherán. A partir de allí, la confrontación fue permanente. EEUU apoyó a Irak en la guerra con Irán, y los iraníes jugaron con los soviéticos en la guerra fría. En los últimos años el enfrentamiento acumulaba sanciones económicas y financieras contra Irán y las respuestas verbales del Presidente Iraní Ahmadineyad, quien incluía vergonzosas opiniones acerca de la no existencia del Holocausto Judío y la desaparición del Estado de Israel, y el enfrentamiento con EEUU por su programa nuclear. Bush lo estigmatizó como uno de los países que integraban un eje del mal. Pero luego del incidente Sirio el eje cambió y Obama se acercó a Irán a través del nuevo presidente Hasán Rohaní. El reinicio de las relaciones entre estos países fue confirmado por la reapertura de la embajada británica en Teherán. EEUU y sus aliados negocian ahora con Irán, hablan, discuten su programa nuclear, sus relaciones políticas y comerciales. Sobre éste cambio de política internacional navega nuestro Protocolo con Irán en busca de aclarar el infamante ataque a la DAIA y la Embajada de Israel. La argumentada indignidad de tratar con el enemigo se choca de cara a la nueva realidad. El mundo habla con Irán e Irán con el mundo. No es solo Argentina quien dialoga con Irán. El Protocolo de Entendimiento es claramente deficiente, poco claro, un instrumento procesal de discutida valía. Sin embargo, en el marco de la nueva realidad configurada hace pocas semanas, quizás tan endeble instrumento, tenga una insospechada repercusión. Ha cambiado el eje, quizás cambien también las posibilidades, remotas por cierto, de encontrar justicia en un tema tan vital para nuestro país.

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