sábado, 25 de enero de 2014

JUEGO DE LÁGRIMAS: LA REALIDAD DE IRAK

Juego de Lágrimas: la realidad de IRAK
Un poco más de una década atrás, George W. Bush, iniciaba la acción armada denominada "Tormenta del Desierto" a fin de quitar del medio a Saddan Hussein. Claro que el operativo de la máquina bélica norteamericana se presentaba en defensa de la Democracia y en legítima defensa ante un posible ataque iraquí, país que supuestamente contaba con armas de destrucción masiva. El pueblo iraquí debía recibir al ejército salvador que les devolvería, además, sus derechos.
Lo que primero se develó es que las armas de destrucción masiva nunca existieron, Joe Wilson, el consultor de la CIA, puso al descubierto la mentira a partir de su revelación en el diario New York Times “Lo que no encontré en África”.
Pero además, lejos de convertir a Irak en un paraíso democrático, la realidad de Irak hoy es un país sin infraestructura, con 1,3 millones de desplazados sin hogar, casi sin agua potable, ni transporte público ni electricidad, el sonido de los generadores inunda calles y hogares.
A la falta de infraestructura se suma la falta de instituciones. El sistema educativo fue pulverizado por la guerra y la Constitución del 2005 tiene muy poca legitimidad real. Las elecciones realizadas son dudosas y lejos de pacificar al país, han profundizado las diferencias sectarias étnicas y religiosas. Siendo una república parlamentaria en lo formal, lo cierto es que el gobierno de extracción chiíta de Al Miliki es autoritario e ineficiente, lo cual abona las diferencias con los sunnitas y kurdos; la falta de ejercicio institucional pone muy difícil la solución de las diferencias, bloqueando la toma de decisiones políticas.
El panorama es terreno fértil para los integristas musulmanes quienes instan a la población a la guerra santa contra un gobierno “puesto por los invasores”. Dos facciones se destacan, la célebre red “Al Qaeda” y los yihadistas de “Al Nusra” y “estado Islámico Sirio Iraquí”. Las últimas noticias indican que han tomado una región importante de Irak, incluyendo las ciudades de Ramadi y Faluya, provocando la intervención del gobierno nacional y el anuncio norteamericano del envío de drones y misiles.
En abril de éste año se realizarán elecciones en un país destruido, sin instituciones, con un gobierno autoritario pero debilitado, y con fuerzas centrífugas que amenazan con destripar al país en tres. Así, la promesa norteamericana de democracia y libertad con finalidad de la intervención se presentan para el ciudadano iraquí como un mero juego de intereses, que para ellos, después de décadas de sufrimiento, es un juego de lágrimas.


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