domingo, 3 de abril de 2016

LAS (ESTRUCTURAS Y) REDES SOCIALES NO SALEN A LA CALLE

Los vidrios rotos del Parlamento señalan que la votación por la reforma constitucional no se ha llevado a cabo. Durante varios días fotos de policías y manifestantes en las distintas calles de Uagadudú se publican y se miran con interés, mientras que en 140 caracteres la información se expande resonando sobre el caos. La población se moviliza y gana las calles. Burkina Faso “twittea” su revolución, la que acaba con 27 años de Blaise Compaoré que se exilia en Togo; los días siguientes también serán seguidos por la red.
Se repite con asombro que las redes sociales han provocado la primavera árabe y los movimientos revolucionarios que siguieron en un mundo transformado por internet. Las redes sociales reflejan e informan la realidad o son la realidad? Es Facebook el sujeto revolucionario de Egipto? Es twitter quien ha expulsado del poder al presidente de Burkina Faso?
No hay dudas que en una sociedad controlada por un régimen que desea perpetuarse la información, el derecho de reunión Y la opinión molestan y deben ser intervenidos; para aquellos que desean alzar su voz y producir cambios hay una necesidad de escucharse y coordinar su accionar, los panfletos y proclamas de antes se expanden difusos en el ciberespacio, pero también concentrado en él porque las redes y blogs  invaden toda nuestra cotidianidad, llegan a todos. La imprenta oculta que desde un sótano replicaba los escritos revolucionarios se llama blog, el meeting facebook, la información susurrada twitter. En sus muros, entradas y publicaciones se denuncian condiciones laborales indignas, salarios aplastados, discriminaciones de género, disidencias a políticas públicas, y claro, convocatorias a expresarse, a ganar una plaza, a reclamar frente a los edificios del poder. Los cibernautas proponen y se contestan, dialogan, opinan, y la cuestión se plantea: si en la red se generan ideas, se transforman, se comparten y modifican, se crean y re-crean, es la “red” y lo que en ella sucede un sujeto político?  
En el mayo francés del 68 un graffiti recordaba que “las estructuras no salen a la calle”, la acción requiere un sujeto de carne y hueso que se juegue el cuello en la plaza, que sufra metiéndose en el barro de la historia, para cambiarla. El 25 de enero de 2011 los cairotas llenaron de emblemática Plaza Tahrir, sin estas movilizaciones y expresiones de los ciudadanos, Mubarak no hubiera caído.
Burkina Faso, “la patria de los hombres justos” según la traducción, dijo basta a ese presidente eterno, y llenaron las calles de gente con grande espátulas de cartón que simbolizaban el deseo de despegar a Blaise Compaoré del poder. No cabe duda que el sujeto de éste hecho político fue el ciudadano, sin embargo tampoco debemos caer en el extremo de no reconocer el papel fundamental que las redes sociales jugaron en éste hecho político. Cada deseo de libertad expresado desde un blog en un “muro” comunica a quien lo lee que no está solo, cada foto tomada en la calle revela al otro que ya están allí, invitándolo, conminándolo a sumarse, coordinando inevitablemente una acción espontánea, quizás la más difícil de las jugadas. La consigna finalmente fue bloquear el acceso al Congreso para que no se pudiera votar una nueva reforma constitucional que permitiera una nueva reelección, y se logró.
Lacan explicó que quienes salieron a la calle en París del 68 lo hicieron en razón del cambio en las estructuras, quizás podamos tomar algo de ésta idea y reubicar qué lugar ocupan las redes sociales en los movimientos políticos. Sin dudas son mucho más que un mero instrumento, las redes informan, transmiten y lo hacen desde un lugar nuevo, desde la multitud, descentrando los canales, poniéndolos con una inmediatez extraordinaria en cuanto al tiempo porque se generan en el momento mismo de los hechos, pero también desde el lugar de la no intermediación de las empresas audiovisuales lo que asegura un plus de libertad. También es opinión dinámica que se debate y transforma en tiempo real, que fluye y llega a todos, que influye y es influida. Se construye entre todos. Y coordina, encuentra a los interesados, los acerca y los compromete, abre la puerta de las mentes y de la calle, de las plazas, del espacio público. Twitter funciona por sobre todo como una red de información pero las redes sociales como Facebook, más amplias en la interrelación entre usuarios, pueden también transformarse en canal de información, de hecho lo hacen. Los blogs juegan su rol como medio de opinión independiente. Por supuesto que es poder también accede a la red y cuenta con sus propias cuentas y hackers para  intentar neutralizar el ciberespacio. O directamente encarcela y amedrenta a blogueras y blogueros influyentes.
Pero sin cuerpo no hay revolución, sin calle no hay protesta. Las herramientas ayudan sin dudas, la imprenta clandestina es hoy un teléfono móvil que usando el wifi del patio de comidas de un centro comercial proclama y convoca, pero el hecho político lo protagonizan mujeres y hombres que se exponen físicamente frente al poder. Lina Ben Mhenni conocida por su blog “A tunisian girl” aclara que las redes sirvieron para convocar y unirse, “pero la revolución empezó en la calle, para nosotros fue una cuestión de dignidad”.
“Al vent, la cara al vent, el cor al vent, les mans al vent, els ulls al vent, al vent del món”. La canción “Al viento” escrita en catalán por Raimon, fue adoptada por una juventud que reclamaba libertad al régimen de Franco. El viento de la calle se siente fresco en la cara, el corazón, las manos, los ojos, en la calle, donde se mejor se lucha por un mundo mejor.


Las redes sociales canalizan inquietudes, comparten protestan, convocan, pero si la actividad ciudadana queda allí, es solo una catarsis colectiva que no fructifica. Si el ciudadano no pone en acción sus derechos, si no se embarra en la participación activa, controlando, solicitando, peticionando, debatiendo, votando, si no pone su cuerpo y tiempo en compromiso, las redes sociales no lo harán por él.

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