sábado, 13 de octubre de 2018

Tránsito Complejo, la absurda tragedia argentina


Edgar Morín, filósofo francés, ha explicado con fineza algo que parece una verdad sabida, pero que habitualmente ignoramos, y es la complejidad en la que estamos sumergidos. Tenemos tendencia a reducir nuestras visiones de la realidad y en consecuencia, reducimos las respuestas que ofrecemos dicha realidad.
            Hasta que no entendamos que la cuestión de la seguridad en el tránsito argentino es una cuestión compleja, seguiremos ofreciendo respuestas unidimensionales que no logran superar la dificultad.
            El problema es conocido, las estadísticas muestran que desde hace varios años, Argentina sufre la irreparable pérdida de un número de personas que se aproxima a 7.500 muertes, cientos de miles de lesionados, discapacitados, familias arruinadas. Millones de pesos utilizados en tratar de reparar de modo imperfecto situaciones trágicas.
            Eso si solo contamos los siniestros del tránsito, porque dicho sistema produce daños que también escapan a nuestra mirada como las incomodidades para sus usuarios, pérdida de tiempo, pérdida de humor y cientos de miles de peleas, agresiones, tensiones que se producen en ocasión del tránsito, o con posterioridad en el trabajo, la familia, el deporte, etc, solo porque nuestro humor llegó a un punto de irritabilidad que explota poco después.
            Para ser justos, no solo Argentina sufre éste problema, a lo largo del globo se registran situaciones similares, aunque su lectura aporta datos reveladores, digamos por ahora que en el año en todo el mundo mueren en siniestros viales cerca de 1.3 millones de personas
            El problema es pues complejo, lo que implica que su naturaleza está compuesta por muchas variables. Veamos algo de ello.
            La infraestructura
            Sin dudas que la infraestructura vial Argentina es deficiente, a modo de ejemplo digamos que la Ruta Nacional 33 que en su tramo que va desde Venado Tuerto a Rosario transporta vía camiones gran parte de la producción agraria del país, sigue siendo una cinta asfáltica de mano y contramano. Quienes allí vivimos sabemos que hay épocas del año en las que transitar es difícil, lento, riesgoso, que se producen muchísimos accidentes y muchos de ellos son fatales. Para muchos, todo se solucionaría con una buena autopista. Esa fue la respuesta ante el problema de la Ruta Nacional 9 en su tramo desde Rosario a Córdoba, se pensaba que la inauguración de la autopista entre ambas ciudades licuaría la siniestralidad, sin embargo, no fue así. Los accidentes se trasladaron de la ruta a la autopista. No cabe duda que cuánto mejor sea la infraestructura vial, el tránsito será más seguro, pero siendo condición necesaria, no es condición suficiente por sí sola.

            Los controles de tránsito.
            También se ha puesto el énfasis en el control, es decir, la solución es que los controles viales eviten los accidentes, dado que somos no ciudadanos, sino apenas infantes que deben ser alejados de los enchufes eléctricos, y por tanto es preciso que permanentemente el Estado esté presente para evitar que me exceda en la velocidad, para que se respete el semáforo, use el casco o cinturón de seguridad. Hacer descansar la responsabilidad en el otro descansa, es decir, yo no soy responsable de mis actos, es otro el que debe hacerme respetar las reglas de tránsito y si cometo infracciones es culpa del Estado que no me controla. Lo cierto es que la responsabilidad primera es de quien conduce, como se explica en la ONG el elemento más importante de un vehículo es el que se ubica entre el asiento y el volante, es decir, el conductor. Los controles son absolutamente necesarios, pero por definición los controles son porcentuales. Me explico, es imposible controlar al 100 por ciento del tránsito porque eso implicaría una mirada de control de absolutamente cada centímetro circulado por el tránsito en la Argentina, lo cual es imposible, aquí y en cualquier parte del mundo. Por tanto los controles existen para encontrar a un cierto porcentaje de personas que deciden colgarse del sistema, pero no cumplirlo. Estos free ryders no cumplen con las reglas de tránsito, pero necesitan que el resto sí las cumpla porque si no, no habría sistema del cual colgarse sino un caos generalizado de imposible circulación. El problema es que si éste porcentaje supera ciertos niveles, destruye al sistema de trásito.
            En consecuencia los controles son sumamente necesarios para depurar el sistema, para mantenerlo, pero es muy mala idea construirlo solo sobre tal piedra angular, porque ya sabemos que por su naturaleza, los controles serán selectivos.

            La sanción.
            Otra de las respuestas unidireccionales que suelen ensayarse es que somos hijos del rigor, y como tales debemos ser castigados con dureza siendo la única posibilidad de que entendamos las cosas. Deberíamos ponernos de acuerdo, quizás en primer lugar, acerca de qué entendemos por pena, cuál es su naturaleza y función, pero no es éste el momento, por lo que hablemos de lo que la sociedad entiende por penas duras, es decir, habitualmente se entiende penas más duras en tránsito, multas más altas. Digamos que la sanción debe ser legal, lo que implica tener una ley previa como base; debe ser justa, entendiendo por tal una atribución de responsabilidad proporcional entre la conducta y la sanción, pero también debe ser posible, es decir, que esté contextualizada a la sociedad en la que se aplica. Multas elevadas terminan por no cumplirse nunca, o por optarse por pagar a un abogado para que nos realice un descargo. Pero además, ¿estamos seguros que el pago de una multa hará que todo el mundo la tenga en cuenta al momento de conducir? El que tiene dinero paga y sigue, el que no tiene dinero, ni bienes a su nombre realmente tiene algo que perder y por el cual respetar. Se cuenta que en la Inglaterra que colgaba carteristas, sus colegas aprovechaban la aglomeración de personas que presenciaban la ejecución para robarles la cartera. La pena disuade la conducta? Porque entonces si colocamos pena de muerte por un exceso de velocidad, desaparecería tal infracción. Los Estados de Norteamérica que incluyen la pena de muerte como sanción al homicidio, han disminuido los asesinatos?
            Entonces, ¿la pena no importa? Claro que sí, estamos hablando de un sistema construido con normas jurídicas, por tanto la posibilidad de sanción debe estar presente sin dudas, porque la impunidad, entendiendo por tal el sentir que una sociedad tiene acerca de que quienes infringen las leyes no serán sancionados, es gravísima y destruye cualquier sistema, pero si pensamos que vamos a construir el sistema sobre la base del temor a una sanción estamos equivocados, ya decía Napoleón que las bayonetas pueden servir para conseguir un trono, pero no para sentarse en él. Un sistema de tránsito necesita como elemento clave la sanción de los infractores, pero nunca se podrá fundar el sistema en esa posibilidad.

            La licencia de conductor.
            La mejora en ciertas jurisdicciones es palpable. Los centros de emisión responsables que realizan las pruebas a conciencia son muchos. Sin dudas es un reclamo que se escucha que un carnet de conducir “no debe darse a cualquiera”, salvo que se trata de mi mismo o una persona cercana, en cuyo caso si no se otorga la licencia provoca reacciones de violencia, ira, y finalmente el corrimiento hacia centros de otorgamiento “flexibles” que en combo ofrecen cambio de domicilio en el DNI y Licencia de conducir. (nota: cientos de personas pasan a tener un DNI con domicilio en “zona rural” de una localidad y a poco que se les pregunta, no saben la ubicación del inmueble, no son titulares de ningún inmueble, ni recuerdan quien les alquila o presta el inmueble).

            La instrucción vial
            Se reclama con fuerza que “el tránsito” debería enseñarse en las escuelas e incluso que debe incluirse en el diseño curricular y de hecho en algunas jurisdicciones así es, y en otras son constantes las charlas o talleres que se brindan a los alumnos., Por supuesto que ésto es beneficioso y cuanta más conocimiento podamos construir con los alumnos sobre el tema, mejor. Es más, cuantos más cursos, programas, seminarios, ONG existan y se brinden, más oportunidades tendremos de mejorar. No obstante la fundación Luchemos por la Vida aporta una estadística interesante: las reglas de tránsito más utilizadas son conocidas por el 80% de las personas. Es decir, el bloque grueso de reglas de tránsito nos es familiar y conocido, se lo reconoce sin dificultad. La cuestión es que se pueden conocer las reglas de tránsito completas, pero no solo ay que conocerlas, hay que estar dispuestos a cumplirlas. Quizás lo importante sea no solo enseñar las reglas de tránsito y conducción, sino también reforzar la vieja materia de Instrucción Cívica, hoy ciudadanía, educando en valores y deberes, para no solo conocer las reglas sino también estar dispuestos a cumplirlas.

            El factor Humano
            Respecto del comportamiento de las personas en el tránsito hay dos miradas interesantes, uno corresponde a jurista Carlos Nino y el otro al antropólogo Carlos Wright.
            Nino habla de la “anomia boba”, es decir, el incumplimiento normativo ineficiente. En Argentina un sector extenso de la población ha decidido culturalmente incumplir las normas generando consecuencias disvaliosas tanto para el incumplidor como para el resto de la sociedad; y como ejemplo coloca al sistema de normas viales. Tal inobservancia no solo perjudica a quien incumple sino también a terceros, un exceso de velocidad puede hacerme chocar y sufrir las consecuencias, pero también puede verse involucrado un tercero que circulaba correctamente y sufrir las consecuencias del siniestro. Plus, se resiente el sistema completo, lo cual involucra a toda la sociedad.
            Pablo Wright habla por un lado de la “rebeldía vial”, un incumplimiento normativo que encuentra cierto fundamento en el pasado autoritario reciente de Argentina, que lleva a sus ciudadanos a desconocer las relaciones de autoridad y obediencia. Por otra parte indica que se verifica un fenómeno en el cual en nuestro país las señales de tránsito se toman como símbolos de interpretación abierta y no como signos de interpretación estricta. Un cartel de “PARE” es un signo cuya interpretación estricta es detener el vehículo, quedar en posición estática. Sin embargo el argentino lo ve como un símbolo de interpretación abierta y claro, subjetiva, por lo que PARE es disminuir la velocidad y solo parar si viene otro vehículo, o parar, salvo que sea de noche y entonces en miras a la inseguridad no paro, no parar si estoy apurado, distraído, si tengo problemas laborales, familiares, etc.
            Lo cierto es que analizando la siniestralidad vial, las causas más importantes son exceso de velocidad, imprudencia en la conducción, distracción por celulares, alcoholemia, falta de uso del casco o el cinturón de seguridad. Todas estas acciones están en dominio del conductor que opta por no cumplir las normativas a sabiendas, o interpretarlas a su gusto, lo cual es peor porque se piensa que se está cumpliendo y no se reconoce el error.
            También las estadísticas dan cuenta que el argentino es fuertemente agresivo tanto en el modo de conducir (alta velocidad, temeridad en las maniobras, no respetar las prioridades de paso, las señales de tránsito, etc) como en su interrelación con otros usuarios del sistema (gestos, insultos, miradas, bocinas, sorna, etc). Otra estadística nos dice que la mayoría de los argentinos cree que maneja mejor que el resto de los argentinos, actitud de soberbia que se traduce en un claro desprecio por los derechos de los demás.

            Esquizofrenia social
            La sociedad argentina reclama controles pero esos mismos ciudadanos los eluden, reclama multas altas pero luego se violentan cuando les toca pagarlas, reclaman licencias estrictas pero luego van a centros de emisión más flexibles, reclaman más instrucción vial y luego, delante de sus hijos, no cumplen ninguna regla de tránsito conocida. Reclamamos como ciudadanos de primer mundo y cumplimos como el peor de los países del mundo. Si no estamos dispuestos a cumplir nuestros deberes, ¿cómo podemos reclamar nuestros derechos?

            Conclusión.
            El problema del tránsito no es solo un fenómeno argentino sino que es mundial, pero en Argentina alcanza niveles intolerables de muertes, lesiones, pérdidas económicas y caos circulatorio. Es un problema complejo y requiere soluciones complejas. Esto quiere decir que no hay soluciones mágicas sino políticas de estado eficientes y sostenidas en el tiempo, acompañadas por un cambio cultural que mejore nuestro nivel de ciudadanía. Poco puede lograr el estado sin la participación de cada uno de los ciudadanos en un compromiso que lo incluye como actor y beneficiario. Mientras esto no suceda, seguiremos repitiendo absurdamente, año tras año, una tragedia evitable.


lunes, 8 de enero de 2018

JUEGOS DE GUERRA

Una palabra o un gesto, incluso hoy en día tan solo un twitt. Casi como un “efecto mariposa” (el aleteo de una mariposa en Brasil provoca un tifón en Texas, Edward Norton Lorenz) un simple comentario de de un líder mundial puede tener consecuencias insospechadas en otros países. Donald Trump declaró que reconoce (él, lo que implica EEUU) que la capital del Estado de Israel es Jerusalén, y que ha dado órdenes de iniciar el proceso de traslado de la Embajada (puede llevar años organizar ese nuevo emplazamiento). La respuesta no se hizo esperar y parte del mundo árabe y musulmán ya se ha pronunciado en contra de la decisión generando tensión y desequilibrio en una de las zonas más calientes del planeta, incluso en Palestina la organización Hamás ha pedido al pueblo una nueva  Intifada, es decir, el levantamiento en rebelión de los palestinos contra Israel. No está claro que esto suceda efectivamente, pero el llamamiento realizado es ya en sí mismo un hecho político grave. A espaldas de toda una construcción delicada del orden internacional en Medio Oriente, Trump irrumpió como un elefante en un bazar.
También debemos sumar a ésta historia que en los meses anteriores el Presidente Norteamericano inició una suerte de comedia dialéctica con el Autócrata de Corea del Norte en la cual ambos van subiendo el nivel de amenazas verbales y gestuales sobre un enfrentamiento armado, incluyendo las pruebas misilísticas de los Coreanos y los ejercicios navales y aeronáuticos de los estadounidenses, friccionado peligrosamente el límite entre los gestos y las provocaciones, que sabemos cuándo empezaron pero no dónde terminan.
Algunos atribuyen a estos gestos de Trump la evidencia de un desequilibrio mental del magnate devenido presidente, o a su soberbia o fanfarronería. Entiendo que no  es así. Detrás de cada acto de Trump se mueven los hilos de riesgos calculados en pos de objetivos internacionales y locales.
La cuestión Jerusalén puso al mundo Árabe en la situación de tomar posiciones, y con tan solo un gesto Trump logró ampliar una grieta entre Irán, que se opone a la declaración de Jerusalén como capital de Israe,) y Arabia Saudita, que tomó una postura condescendiente al ser tradicional aliado de EEUU; a su vez Arabia Saudita está fuertemente enfrentada a Irán, de hecho, ambos están beligerando a través de sus apoyos en la guerra civil de Yemen, recordando a los años de la guerra fría en los que EEUU y URSS lo hacía veladamente en Corea o Vietnam.
Recordemos ahora que Irán, Corea del Norte e Irak fueron declarados por EEUU en 2002 como el “Eje del Mal”, y un segundo eje puso en esa situación a Libia, Siria y Cuba. Tres de esos países fueron destrozados militarmente (Libia, Siria e Irak) y sobre los otros tres (Corea del Norte, Irán y Cuba), se mantienen las sanciones y municiones diplomáticas. Los influyentes complejos de producción bélica, agradecidos.
¿Son inocuos estos juegos diplomáticos? Ya vemos que hay tres países que pueden afirmar lo contrario. La pregunta es si estos juegos pueden repetirse con Irán y los Norcoreanos sin perjuicio tanto para estos países como para todo el mundo.
En el final de Guerra Fría la película “Juegos de Guerra” (“War Games”, 1983, dir. John Badham) propone, con una anticipación extraordinaria, que el sistema misilísitico defensivo de EEUU está bajo el control de WORP, una IA (inteligencia artificial) a quien denominan “Joshua” (que era el  nombre del hijo fallecido del creador de la IA, las referencias religiosas son obvias). Lo cierto es que Joshua toma un hackeo accidental del sistema como el inicio de un juego de estrategia bélica, y en un determinado momento lo considera real y se apresta a lanzar un ataque nuclear fulminante contra la URSS. Como toda IA, la clave está en que sus algoritmos les permite aprender por sí mismas y el protagonista, el adolescente hacker que inició el “juego de guerra” le pide a Joshua que aprenda a jugar “tres en línea o, para nosotros, ta-te-ti; la IA lo hace y concluye que es un juego donde no hay ganadores, luego revisa todas las posibilidades del juego de guerra que se disponía a lanzar y en todos sus análisis concluye lo mismo: toda opción de guerra que puede prever termina sin ganadores puesto que todo el mundo es destruido, y detiene el ataque. Joshua comunica a los humanos del bunker militar que la guerra es un juego extraño en el que “la mejor jugada para ganar, es no jugar”.
Y ahí están los líderes mundiales, jugando sus Juegos de Guerra para lograr poder, dinero, o prestigio, poniendo en el tablero a países y pueblos como si fueran piezas sacrificables cuyo dolor y sufrimiento son solo datos, meras frías estadísticas. Deberían saber ya, que hay otros muchos juegos que ganar como el hambre, la pobreza, la ecología, el desarrollo, en los que hay un marcador que remontar. Pero insisten en los Juegos de Guerra en los que todos, menos ellos, saben que la mejor jugada es no jugar.
  Por EMILIO ARDIANI.
http://lanuevasenda.com.ar/juegos-de-guerra/

sábado, 16 de diciembre de 2017

LA COMUNIDAD DE LOS PRODIGIOS

Las relaciones entre Argentina y Cataluña son estrechas; pensemos en la gran cantidad de argentinos descendientes de catalanes que inmigraron a nuestro país, también catalán es Joan Manuel Serrat y Luis Eduardo Aute, o los escritores Carlos Ruis Zafón y Eduardo Mendoza, y los artistas inigualables como Picasso, Miró y Dalí, o el extraordinario arquitecto Antoni Gaudí, y los miembros de la Primera Junta de 1810 Joan Larreu (Juan Larrea) y  Domènec Matheu (Domingo Matheu); o Joan Alsina, destacado en las invasiones inglesas cuyo hijo Valentín Alsina y nieto Adolfo Alsina tuvieron una destacada actuación política, o Felipe Sentenach ingeniero, comerciante y comandante de milicias de origen catalán que se destacó en la resistencia contra las Invasiones Inglesas al Río de la Plata. Blai Perera y Morat (Blas Parera) es la mano catalana que puso música a nuestro himno nacional. Sangre catalana corre en nosotros, está en nuestras calles, libros de historia, comercios, cultura. No podemos sino sentir simpatía  por los catalanes. O por los gallegos, vascos, navarros, andaluces, en fin, por los españoles. La simpatía que nos generan no debe taparnos el análisis.
Cataluña es una de las nacionalidades históricas de España, fue Condado de la Marca Hispánica del Imperio Carolingio y cuando éste se desmembró en el siglo X, fue manteniendo su territorio gracias a sus redes feudales de vasallaje, Mientras tanto, gracias a la Reconquista Española, los reinos de Castilla y Aragon fueron unificando el territorio como reino de España al cual quedaría integrada. Los catalanes mantuvieron una cultura de autogobierno que ya en el siglo xx forjó la Mancomunidad Catalana, que dio paso a un Estatuto de Autonomía, que fue duramente reprimido durante la dictadura de Franco.  Recordemos también que con los Condes de Godó (por eso Barcelona es “la ciudad condal”) los catalanes produjeron su Revolución Industrial y de allí el desarrollo que tuvieron y que la distingue, junto con los vascos, del resto de España.
La vuelta de la democracia implicó una nueva Constitución en 1978, texto que contempla el reconocimiento a las nacionalidades históricas y de los cuales los catalanes realizaron aportes fundamentales a su texto y al reconocimiento de las Autonomías. En Cataluña y Andalucía se registraron los más altos porcentuales de apoyo a ésta Constitución.
Distintas instituciones en el mundo reconocen a España (por ejemplo en igualdad con Alemania) en cuanto a la amplitud de libertades en cuanto a derechos civiles de sus habitantes y respeto por las identidades nacionales dentro de su territorio.
La crisis económica de España, la discutible distribución de recursos que el gobierno español asigna a Cataluña pese a los aportes que la Autonomía genera, más un recorte a la reforma del Estatuto que había presentado la Generalitat para ser aprobado profundizaron la idea independentista catalana.
El principio de derecho de autodeterminación de los Pueblos es reconocido por el Derecho Internacional Público y Tratados Internacionales. Se fue formando en los nacionalismos del romanticismo y tiene una gran importancia a partir de los procesos de descolonización del siglo xx.
Tal derecho tiene una resonancia interna y una externa. La primera implica que dentro de un Estado, las nacionalidades que lo integran, y a las que se reconoce una fuerte identidad (que puede ser lingüística, territorial, cultural, etc) que la distingue de otros ciudadanos del Estado, tenga la posibilidad de que les sea reconocida su identidad y se les permita un desarrollo cultural, social, económico y político de acuerdo a tal identidad, que debe tener un correlato histórico y una magnitud reconocible. Desde éste punto de vista, España reconoce a sus Autonomías y Regiones los más amplios derechos posibles y compatibles con el resto del país y el gobierno central. Desde éste punto de vista, los catalanes son un ejemplo de derecho de autodeterminación de los pueblos reconocido en su faz interna.
Desde un punto de vista externo el derecho de autodeterminación de los pueblos se aplica principalmente por dos motivos. El primero de ellos se vincula a los procesos de descolonización. Se trata del derecho de aquellos pueblos sometidos al régimen colonial de separarse de la metrópolis, de independizarse. Ejemplo de estos casos son los países africanos que se independizaron de sus metrópolis europeas. El comité de Descolonización de ONU todavía tiene casos que analizar, como por ejemplo la Isla Diego García. Queda claro que no es el caso, Cataluña no es una nación colonia de España. Sí lo fue Argentina, el 25 de Mayo de 1810 es un claro ejemplo de autodeterminación de los pueblos, que se plasmó definitivamente en la independencia de 1816.
La segunda posibilidad de aplicación de derecho de autodeterminación de los Pueblos es que se trate de un pueblo que sea aplastado por el gobierno central, discriminado, atacado, sin derechos, quizás un ejemplo pueda serlo el pueblo Kurdo, y es por esto que están reclamando la independencia de Kurdistán. Si bien las relaciones entre la Generalitat (el gobierno de la Autonomía Catalana) y Madrid son más tensas que nunca, no puede pensarse seriamente que Cataluña es oprimida por el Gobierno Español, gobierno del que también forman parte los catalanes, eligiendo  representantes. Pero es verdad que Cataluña podría negociar mejoras a su Autonomía, quizás una de las posibles soluciones a diseñar.
Es verdad también que allí donde el derecho regula el espacio de lo que es legal y lo que no, se instala una frontera que ofrece también la posibilidad de discutir su ubicación. Estas límites a veces responden a justificaciones profundas basadas en valores esenciales a respetar, y veces responden convenciones construidas en interés de la sociedad. Debería haber espacio para que los españoles y catalanes debatan la situación, por eso no se entiende la represión a una votación de reglas equívocas y que ya había sido tachada de ilegal por la Justicia española; lo cierto es que hoy la independencia catalana colisiona con la Constitución española y los principios de la  Unión Europea.
En mi opinión grave error del gobierno de Mariano Rajoy que solo logró que una votación sin legalidad y de discutible sustento se transforme en un hecho político de gravedad institucional, imprimiendo a su gobierno el carácter de agresor y a los catalanes el carácter de víctimas, que ciertamente lo fueron.
El Rey Felipe, Jefe de Estado, se ha pronunciado con firmeza en contra de admitir cualquier posibilidad de independencia, y sabe en el fondo que también se está jugando la supervivencia del régimen monárquico español. España tiene a sus republicanos y la figura del Rey es respetada y cuestionado no ya en su persona sino en lo que representa; y Cataluña tiene tradición republicana.
Los motivos económicos en épocas de crisis siempre alientan a las regiones prósperas a desprenderse de quienes consideran una carga a su bienestar, pasa con Cataluña, al igual que los gauchos de Brasil se quejan de trabajar todo el año para que el norte de Brasil viva de carnaval y proponen la creación de un nuevo Estado de Río Grande do Sul, o en Italia donde el norte amenaza con separarse de los “perezosos” del sur para formar su propio estado de la Padania (llanura del río Po).
La posmodernidad ha favorecido el reconocimiento de las diferencias, de las minorías, de los pequeños relatos, de los “colectivos” de personas que se sienten postergados, y sin dudas que abona a la idea de que cada grupo persiga el reconocimiento, visibilidad y en términos de autonomía colectiva, la independencia. Pero adonde nos llevaría si los Estados comienzan a desmembrarse, si los poderes centrales se quiebran sumado a la crisis profunda del sistema representativo, sin dudas que a una nueva posibilidad de organizaciones políticas que quizás aun no vemos, como indica el filósofo italiano Paolo Virno, quien suma a la receta las posibilidades tecnológicas y augura una nueva esfera pública no-estatal.
¿Se conmoverán los vascos o los andaluces ante ésta avanzada catalana? ¿Podrá Madrid negociar con Cataluña un nuevo Estatut que mejore su Autonomía y satisfaga sus reclamos? ¿Cómo reaccionará Madrid si la Generalitat declara la independencia? ¿Qué dicen los otros catalanes, los que no están pertenecen al independentismo y que de momento solo se han expresado con un silencio? Preguntas difíciles para los próximos días, claves en el futuro de España, de la Unión Europea y en ésta “aldea global”, en el futuro de todos. Eduardo Mendoza escribió una brillante novela sobre Barcelona que se titula “La ciudad de los prodigios” y se sabe que los catalanes son altamente trabajadores, y para la gente de acción los milagros a veces son posibles, pero lo cierto es que la empresa independentista catalana parece sumamente difícil. Sería un verdadero prodigio.
http://lanuevasenda.com.ar/la-final-de-la-copa-santa-fe-de-hockey-femenino-se-disputara-en-rosario/

domingo, 27 de agosto de 2017

SE TRATA DE OTRO MERCADO NEGRO


Chloe Ayling es una modelo británica de 20 años y recibió una oferta de sesión fotográfica en Turín, Italia. La joven se presentó a la cita en la que, mientras un hombre la sujetaba, otro le aplicaba una inyección en un brazo que la desvaneció; fue alojada clandestinamente en una granja durante una semana. Durante ese lapso la red de trata había “ofertado” a Ayling en internet, informando sus datos físicos a los posibles “compradores”.
El delito de trata es un delito que ofende no solo a la víctima sino a todo el género humano, por lo que se lo considera un crimen de Lesa Humanidad; tal su gravedad, tiene la característica de ser imprescriptible, es decir, la acción penal no se extingue por el paso de los años.
En la carta emitida por ésta organización delictual al liberar a la joven una de las frases es una impactante advertencia: “Estás al tanto de tu valor en el mercado de la esclavitud humana y debes tomar nota que esto no es personal, es negocio”. Solemos pensar en la esclavitud como una práctica del pasado o el argumento de una película, pero lo cierto es que en la actualidad sigue presente con aberrante contundencia. El Protocolo de ONU para prevenir, reprimir y sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños, define a éste delito como el reclutamiento, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, bajo amenaza, o por el uso de la fuerza u otra forma de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o de una posición de vulnerabilidad, recibiendo pagos o beneficios, y para una persona tenga bajo su control a otra con el propósito de explotarla sexualmente, o mediante trabajos forzados, esclavitud, servidumbre o remoción de órganos. Analizando el complejo párrafo digamos que primero hay una captación de una persona, en forma violenta y/o engañosa; en segundo lugar produce su traslado a otro lugar, siendo muchas veces fuera del país ya que es un delito fuertemente transnacional, pero también se da dentro de las propias fronteras; en tercer lugar vemos que esa persona queda sometida a otra que la explota para obtener un beneficio, y finalmente en cuarto lugar, la finalidad de ésta captura es someter a dicha persona a explotación sexual o laboral, esclavitud o extracción de órganos para su venta clandestina.
De la lectura se infiere que la Trata de Personas requiere una organización de personas y recursos financieros, por eso se la considera una “red” y todos los intervinientes persiguen por su actuación un beneficio. Son objeto de “trata” con finalidad de explotación sexual especialmente mujeres y niños. Pero también son objeto de trata las personas sometidas a un sistema productivo de talleres en los que sus empleados y empleadas no pueden dejar las instalaciones, sometidos a un régimen de trabajo permanente, sin descanso ni remuneración, sin vida personal, sin posibilidad de escape.
Las estadísticas de ONU indican que un 53% de las personas objeto de trata son explotadas sexualmente, un 40% son explotadas en trabajos forzosos, y a un 0,3% le son extraídos los órganos (el resto se reparte en otras formas de explotación, como la servidumbre). En África y Oriente Medio la trata de niños llega a un 62%; en Europa y Asia Central la trata de adultos es del 82%, en el resto del mundo los porcentajes promedian entre 65-35 % adultos y niños.
En Argentina el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de personas damnificadas por el delito de trata informa que desde su creación en 2008 se han rescatado y asistido a más de 11.000 víctimas. El 91% de ellas era mayores y el 9% menores; el 53% fue explotado laboralmente mientras que 46% fue explotado sexualmente (1% en otras formas de explotación); el 53% eran personas extranjeras explotadas en nuestro país y el 47% eran argentinas.
En la carta emitida por la red La Muerte Negra en relación a liberación de Chloe Ayling se informa que la decisión fue tomada porque es regla de la red no esclavizar a madres; es que luego de secuestrarla los captores se informaron que la joven era madre de una niña de 2 años, contraviniendo sus “reglas” y reforzando la idea de que se trata solo de “negocios”, hay una demanda y la red “La Muerte Negra” satisface una necesidad en el mercado. La mafia suele justificarse a sí misma como una cuestión de negocios que no es personal. Cuando el hombre deja de de ser un fin, cuando no reconocemos al otro y no lo vemos como alguien que nos interpela y reclama dignidad, lo cosificamos, lo transformamos en una cosa. Algo que se puede vender, porque también hay compradores.

MENTIRAS VERDADERAS

Siria, corazón de Medio Oriente y cuna de la humanidad, ha colapsado. La “primavera árabe” (inicio en 2010) abrió una puerta hacia sociedades más libres que fue aprovechada sin demoras por otros intereses. Bashar al Assad hijo, heredero del poder lo ejerció siempre como era habitual, con mano dura. Es que el gobierno sirio está en manos de musulmanes chiítas que en su propio país son minoría y las tensiones con los sirios sunnitas siempre fueron reprimidas. Pero a partir de de 2011 las tensiones se transformaron primero en resistencia armada y luego en guerra civil.
EEUU apoyó militarmente a los rebeldes de Siria, los “contras” que esta vez se oponen a Damasco como antes se oponían en Nicaragua o Irán. En medio de la disputa entre el gobierno y los rebeldes aparecieron los integristas musulmanes, los fanáticos de Estado Islámico que rápidamente se apoderaron de gran parte de las armas norteamericanas suministradas a los rebeldes y las usaron para apoyar su propia causa, la instalación de un califato propio que se formó tomando territorio sirio e iraquí.
Siria quedó dividida en tres partes, una bajo el dominio del gobierno de al Assad, otra en manos de los rebeldes opositores a Bashar al Assad y otra en manos de ISIS. Como suele suceder, toda la población atrapada en los distintos bastiones  sufriendo la guerra con las típicas atrocidades que sufren quienes viven en un territorio que ocupa un ejército, que recupera otro, que bombardea uno, que arrasa el otro. 8 millones de personas han abandonado sus hogares huyendo espantadas de los horrores de la guerra, 4 millones migraron dentro del país y otros cuatro huyeron a Europa.
Los jugadores internacionales juegan sus cartas: EEUU apoya a los rebeldes para derrocar al gobierno de Siria, y así las cosas marchaban hasta que apareció Putin con ansias de reposicionar a Rusia en el juego internacional y como tradicional aliado de los sirios, ya se puso manos a la obra en el apoyo a Al Assad. Desde que los rusos apoyan a Damasco, el gobierno empezó a ganar la pulseada tanto contra los rebeldes como contra Estado Islámico, recuperando mes a mes territorios y ciudades.
Pero así como la aparición en juego de Putin inclinó la balanza hacia Damasco, ha aparecido otro jugador en la mesa, el nuevo mandamás norteamericano Donald Trump que ni lerdo ni perezoso anunció que la guerra civil en Siria debe terminar y bombardeó una base de la aeronáutica siria. Nótese que primero EEUU y sus aliados hablaban de intervenir para desactivar Estado Islámico, operaciones militares que no lograban nada, hasta la aparición de Rusia. Es que el verdadero interés en Siria no son los terroristas, una excusa, sino Damasco, la cabeza de Al Assad. Por eso el cambio de enunciado que en realidad, blanquea la situación: van por el gobierno Sirio.
Pero el hombre debe dar razones de su actos y las naciones no escapan a ello; algo debía justificar un ataque directo al ejército sirio; las excusas para las intervenciones militares se han necesitado formalmente desde la antigüedad, por ejemplo, hasta Julio Cesar debió darlas al iniciar su Guerra de las Galias y su propio Senado debatió arduamente la legitimidad de estas operaciones. La lista de razones-excusas, por cierto, no es corta.
Las operaciones de bombardeo se iniciaron ante la acusación internacional al gobierno Sirio de emplear armas químicas contra los rebeldes y aquí nos empantanamos. Nadie puede dudar que el derecho humanitario aplicado a la guerra condena el uso de armas químicas, es más es una ofensa a la dignidad humana que el hombre le haga eso a otros hombres. En la Gran Guerra del 14 los combatientes de trincheras sufrían los atroces ataques de gas sarín que destroza el sistema nervioso humano; en la guerra de Vietnam Norteamérica también utilizó armas químicas como el temido napalm, chorros de fósforo líquido sobre las personas, y defoliantes sobre la selva y personas. Si toda guerra es un horror, la utilización de armas químicas nos lleva fuera de toda humanidad.
Pero el gobierno sirio negó haber utilizado armas químicas y aquí debemos decir que nadie está limpio ya que sin dudas el régimen de Al Assad es autoritario y represor, ha discriminado y eliminado a sus opositores y bien pudo haber realizado el acta que se le imputa. Por otro lado, son los propios norteamericanos a través del diario New York Times quienes descubrieron que la razón de la segunda Guerra del Golfo, en la que se tomó Irak y se depuso a Sadam Husein, fue una mentira realizada dolosamente ya que informe que tenía la inteligencia militar probaba que el supuesto uranio nigeriano para armas tácticas nucleares iraquíes  jamás había salido de Nigeria rumbo a Irak.
Siria, destruida
Cuál es la verdad, la anunciada por EEUU basada en informes emitidos por las ONGs que trabajan en el teatro de operaciones y que denuncian la atención a personas afectadas por un ataque de armas químicas o la versión que oponen desde Damasco según la cual Siria no utilizó armas químicas impugnando los informes por falsos, mostrando las supuestas deficiencias de las pruebas aportadas en las que se aprecia a una misma víctima declarando a las cámaras a la vez en dos ciudades distintas, o fotos de médicos atendiendo sin equipo para los casos de ataques químicos; por otra parte se denuncia el ataque de “falsa bandera”, un argumento que utilizado con frecuencia por los rusos y que de tanto uso convence poco.
La posmodernidad ha dado frutos como la posverdad, versiones desconectadas de los hechos e incluso hasta contrariadas por los hechos, pero que apelando a los sentimientos que inclinan a creer en esa apariencia de verdad, las aceptan sin crítica, sin razones ni pruebas. La posverdad es la verdad política que queremos oír y aceptar porque resulta cómodo y satisfactorio que esa información sea cierta y que es utilizada para manipular la opinión pública.
En la película norteamericana “Wag the dog” (Barri Levinson, 1997) un asesor de la Casa Blanca (De Niro) contrata a un productor de Holywood (Hoffman) para que invente y transmita, produciendo un show mediático, una guerra con Albania.
El título de la película fue traducido en España como “Cortina de Humo” y en Argentina como “Mentiras que matan”. Hoy no podemos asegurar si las mentiras verdaderas provienen de los rebeldes apoyados por EEUU o por Al Assad apoyado por Rusia, pero más allá de quien miente y quien no, la población siria sigue sufriendo y muriendo. Es que las mentiras verdaderas de la política internacional son mentiras que matan.

lunes, 12 de diciembre de 2016

CAMINANDO FUI LO QUE FUI


Nació brillante, y pudo ser el abogado que vistiera traje y caminara por el malecón con el bolsillo lleno de los contratos de los gringos que hacían negocios en la Habana; pero decidió no salvarse entre únicos e impares. Fidel Castro demostró su valía intelectual en su auto defensa en el juicio al que fue sometido por la frustrada toma del cuartel La Moncada, una pieza que gira con enorme lucidez en torno al derecho de resistencia a la opresión y del que resultará su famosa frase “la historia me absolverá”.
Si alguien espera que de una sentencia final sobre Fidel y la revolución cubana, éste no es el texto. Abundan otros en los que distintos autores pegan la etiqueta de santo o demonio, como si se pudiera resumir en una frase medio siglo de los más fuertes hechos políticos que, desde una pequeña isla en el Caribe, influyeron en el mundo entero. “Juran los que saben, que no saben nada pa´ entender lo tuyo … Habana”.
Es que es muy complejo analizar tantas décadas de un régimen, y más si se trata de hacer una balance de sumas y restas para ver el resultado final y dictaminar su suerte; sería una reducción improcedente y engañosa. Por ejemplo si se determina que se trata de un dictador se soslaya que Cuba tiene una de las más bajas tasas de mortalidad infantil, y una de las más altas de alfabetización; al contrario si la suma es positiva se ocultará que la oposición fue silenciada, los homosexuales encarcelados, los artículos cotidianos un lujo. Y en ningún caso haremos justicia. Es como mirar un gran cuadro a través del ojo de una cerradura y decir, viendo tan solo una parte de la pintura, si es bueno o malo.
La revolución cubana ha dado frutos dulces y amargos, seguramente la Cuba de hoy no es la soñada, es la que pudo ser con lo que les dejaron hacer. Es indudable que bloqueo feroz al que se sometió la isla tiene responsabilidad en muchas de las carencias de su sociedad; otras carencias habrá que buscarlas en su ineficiente sistema productivo.
No creo que haya que sacrificar la libertad en el altar de la igualdad, y tampoco viceversa. Es cierto, conciliar libertad e igualdad, la gran tensión a resolver en los sistemas políticos reales, es muy difícil.  Fidel construyó un régimen con libertades políticas disminuidas, donde toda disidencia se consideró traición, una autocracia aceptada sobre la base de una actualización cotidiana del ideario revolucionario en la que otras voces no eran admitidas.
Galeano reconoce en su texto “Fidel” que fue un rey sin corona, que hablaba mucho y no escuchaba a nadie y que el periodismo cubano ocultaba la realidad. Los balseros cubanos no son invento, son familias reales que se lanzaban al mar sin saber si llegarían a destino, arriesgándolo todo, y quien arriesga la vida es porque no tiene nada más que perder, tal la asfixiante situación para muchos, algunos de los cuales festejan hoy en Florida, su muerte.
Y están los otros, los muchos que hoy lo lloran, porque entienden que las carencias justifican la dignidad, los que ven en una sociedad con poca desigualdad, con cultura propia, con un sistema de salud envidiable, con una educación de niveles utópicos, una belleza que no se encuentra en el shopping ni se deposita en el banco.
Puerto Rico, otra isla del Caribe, optó por la solución diametralmente opuesta al renunciar a parte de su libertad para transformarse en un Estado asociado a EEUU; hoy el Estado boricua está quebrado, su representante mendigando en Washington y sus jóvenes con una ciudadanía altamente disminuida. No parece ser una realidad atractiva.
Fidel supo adaptarse y sobrevivir a invasiones como la de Bahía de los Cochinos, a terrorismo económico como el del Plan Mangosta de la CIA, exportó sus ideas a Angola, influyó en todo el mundo como una molesta piedra en el zapato de las potencias. Y también es el dictador, el autócrata, el de las libertades censuradas y las góndolas carentes. Es imposible poner una etiqueta a medio siglo de régimen. Hay que analizarlo, decir lo que está bien y lo que está mal, tomar como faro sus logros y no negar sus oscuridades para no replicarlas. Eso es analizar, dividir, pensar las cosas con equilibrio.
Luego sí, están las afiliaciones sentimentales, aquí todo vale. El carisma de Fidel aun hoy conmueve a gente que cree en las utopías y se puede abrazar desde éste lugar a un Fidel completo y heroico. Y también movilizará los odios, las repulsas, los que lo ven como un personaje nefasto, quizás como un necio responsable de un régimen que se califica de ineficiente y anacrónico. La figura de Fidel también acepta estos sentimientos, toda vez que alguien se posiciona de modo tan fuerte y distinto, sabe que pueden hacer de su ícono pedazos.
Ahora, como él mismo dijo, es el momento de la historia.


jueves, 22 de septiembre de 2016

ALGO DE PAZ, UN DÍA

El próximo 2 de de octubre de éste año no será un domingo cualquiera para los colombianos; la ciudadanía concurrirá a votar en el marco del plebiscito en el que se pone a consideración, por sí o no, los Acuerdos de La Habana que instrumentan el resultado de tres años de negociaciones entre el Gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Para que los mismos sean validados el número de votos por “Sí” debe superar al número de votos por el “No”, y alcanzar el piso del 13% del Padrón electoral. De acuerdo a la ley que lo regula el Plebiscito la consulta es un apoyo o rechazo de una decisión del Ejecutivo que es quien formula los términos de la consulta, que pese a impugnaciones, ha quedado firme.
La cuestión es compleja, el Presidente Juan Manuel Santos, impulsor de las negociaciones de paz apoya la validación de los Acuerdos, pero el ex presidente Álvaro Uribe se opone a los mismos. Si gana el “Si” los acuerdos resultarán convalidados y comenzará el proceso de implementación de una serie de medidas que implicarían el final del conflicto armado.
El conflicto se remonta a la mitad del siglo xx, en la década de 1950 y a partir del “Bogotazo” de 1948 Colombia se vio sacudida por violentos conflictos políticos entre liberales y conservadores; dicho período se denomina “La Violencia” e implicó más de 200.000 muertos y el desplazamiento de millones de habitantes. Al finalizar éste ciclo los partidos beligerantes llegaron a un acuerdo de alternancia en el poder que no incluyó reformas agrarias reclamadas por lo que muchos campesinos se sintieron defraudados y su descontento fue canalizado por grupos de “bandoleros” y simpatizantes con la revolución cubana que ante la avanzada anticomunista del continente se fueron concentrando en la Cordillera Central. Para los sesentas estos grupos fueron conformando una fuerza guerrillera que es el origen de las FARC.
Ocupantes de parte del territorio colombiano, las FARC llevan décadas de conflicto armado con el gobierno, realizando permanentes actos de terrorismo y secuestro de personas. Por su parte se denuncia que el Ejército colombiano ha procedido fuera de la ley en su lucha contra la guerrilla, incluyendo el rociamiento de grandes zonas naturales con peligrosos químicos defoliantes como el “agente naranja” utilizado en Vietnam.
Luego de más de medio siglo de conflicto armado han muerto 218.000 personas y 25.000 permanecen desaparecidas, el número de desplazados supera los 6.400.000 personas y se cuentan 21.000 personas secuestradas, 1754 víctimas de ofensas sexuales, y 11.000 personas fueron víctimas de minas antipersonales (que aun hoy no han sido desactivadas). Datos estremecedores que no calculan la pérdida de bienes ni de proyectos de vida. (datos revisables, claro, tomados  del “Registro único de Víctimas” y “Centro de Memoria Histórica Colombiano”).
Los Acuerdos de La Habana (documento de 297 hojas)  tendrían como efecto el cese bilateral de agresiones entre las Fuerzas Públicas y las FARC, dejación de las armas y desarticulación de los campamentos y paso a la institucionalización de los actores, la atención a la víctimas con la creación de un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, que contribuye a la lucha contra la impunidad, con un sistema de sanciones muy controvertido por la inclusión de penas reparativas y no de prisión. La implementación de una importante reforma agraria que incluye redistribución de tierras e importantes programas de desarrollo para su explotación. Una reforma del sistema político que mejora la participación ciudadana, la creación de circunscripciones políticas temporales en las áreas afectadas con representación en el Congreso, reforma del sistema de voto y de partidos políticos con protección de los movimientos sociales. Otro punto importante es la erradicación de cultivos ilícitos, narcotráfico y consumo de drogas y por supuesto un compromiso por la eliminación de la violencia como forma de expresión política.
Las críticas, provenientes mayormente de la derecha colombiana, se centran en el estatus jurídico que derecho internacional que se da al Acuerdo para blindar su cumplimiento, al ropaje de plebiscito de la consulta que tildan de no obligatoria, también se objeta el acordar con una organización que, aseveran ha cometidos delitos humanos que quedarían impunes, tal es la opinión de Human Rights Watch, que se expide manifestando que los responsables de tales delitos, de ambas partes, pueden eludir la justicia sobre la base de la implementación de sanciones que excluyen la prisión o medidas similares. Uribe ha expresado contra los Acuerdos especialmente por la cuestión punitiva, reclamando penas de prisión efectiva.
La tensión se siente, Colombia necesita cerrar la hemorragia pero ésta última cuestión divide a su sociedad. La paz no puede construirse sin justicia y la cuestión para cada colombiano es si siente o no que el sistema de sanciones diseñado lo satisface. Quienes así lo crean votarán por el sí y al contrario, serán votos del no.