jueves, 13 de noviembre de 2008

UN DIA CON ROBERT FROST

Fue maestro, granjero, editor de un periódico rural, observador de la vida y poeta. El espíritu de Robert Frost se percibe en cada escena de una pelicula que seguramente no es muy comercial, pero si muy interesante: "A love song for Bobby Long". Cerca de New Orleans, en un ambiente rural, modesto, de de horas lentas y cielos detenidos, John Travolta compone un personaje melancólico, a veces simpático, a veces cínico, a veces cursi, brillante como profesor de literatura que parece haber abandonado no solo la cátedra sino su participación en el mundo y las responsabilidades, pero todo mezclado con algo de culpa y con una molestia interior que se percibe pero no muestra. Canta, recita, y duerme, da algunas lecciones de vida pero sigue tirado entre la hierba en un desperdicio encantador, casi tan encantador como Scarlett Johanson, esta vez simple y jugosa como una fruta silvestre. ¿Hace falta decir que los personajes me atraparon? Bobby Long (Travolta) ha elegido para su epitafio una frase de Robert Frost que describe inigualablemente el alma de ese personaje, su modo de vivir, una frase que justifica por sí misma los cuatro Pulitzer de su autor, y a la que que el actor le dio carnadura, y que simplicada, dice “si tuviese que describir la historia de mi vida en mi epitafio diria que tuve una pelea de enamorados con el mundo” ...


Todos tenemos días de ese tipo no ? Días en los que cuesta incluso levantarse, y nos sentimos a contramano de la vida, que es cierto, de vez en cuando te besa en la boca, como dijo Serrat, pero también están esas otras mañanas en las que uno siente que "hoy el mundo a dao otra vuela, pero nadie me ha avisao, hoy me levante pillao con un lío en la cabeza, tirado en la cama con ganas de nada, de capa caída, peleao con la vida, hoy no estoy pa nadie, hoy estoy de vuelta, de vuelta de todo, de vuelta de nada, de vuelta y vuelta" (Jarabe de Palo).

Para esos días, la frase de Robert Frost es como como una brújula para recuperar el rumbo de las emociones positivas; claro que podemos estar peleados con la vida, lo que no tenemos que perder de vista es que no es la pelea con un enemigo, por contrario, es una disputa con algo o alguien para apreciar, querer, cuidar, que es nuestra propia existencia. Nuestra vida son nuestros recuerdos, una foto de nuestros padres, una noche de amigos, sensaciones y experiencias, nuestros proyectos, ilusiones, nuestras arrugas y cicatrices, nuestra identidad. Las peleas de enamorados son inevitables, y las reconciliaciones, placenteras. De esas pruebas siempre emergemos mejores, de manera que solo depende de nosotros no dejarnos confundir y reconciliarnos con el mundo. El saberlo ayuda. En el laberinto del mundo siempre se encuentra una madeja de hilo y una salida. La pelicula tiene su lado cursi, Robert Frost y este post también.

Sentado en una reposera, entre la hierba y el calor, Bobby Long canta una canción de amor junto a Robert Frost. Por que no ?

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