Jack Bauer es el personaje
central de la serie “24” emitida por la cadena FOX. Bauer es agente de una
unidad de contrainteligencia que lucha contra el terrorismo que acecha EEUU, y
para hacerlo todos los métodos son válidos, incluso la tortura y acciones
violentas de todo tipo. Bauer es el “bueno”, el personaje con el cual la
audiencia debe identificarse, aceptando las explicaciones y valores que guían
su acción. SI Jack Bauer tortura, no puede estar mal porque es el protagonista
“bueno”, los
objetivos de seguridad nacional justifican cualquier método. La serie, que es
entretenida y tiene a un carismático Kiefer Sutherland en el rol de JB, tiene
gran popularidad y cada uno de los fanáticos de éste “agente héroe” va
consumiendo y aceptando un accionar estatal controvertido. Su emisión al aire
se inició en diciembre de 2001, y coincide con los inicios de la instalación de
una prisión en la base aérea de EEUU en la Bahía de Guantánamo, Cuba, luego de
los atentados del 11-S en el mismo año.
Una base norteamericana en
la Cuba de Fidel? Claro, a fines del siglo xix los cubanos se enfrentaron a
España en una guerra independentista y EEUU intervino a favor de los primeros,
pero especialmente en contra de los españoles. Finalizada la guerra entre
España y Estados Unidos, que concluyó con la derrota hispana, Cuba obtuvo su
independencia, y Puerto Rico, Filipinas y Guam pasaron a manos norteamericanas
lo que significó un desastre para los españoles.
El final de las acciones
militares en Cuba fue instrumentado en Tratados Internacionales y a fin de
evitar una ocupación permanente norteamericana en la isla, se aceptó que EEUU
tuviera derecho al arrendamiento perpetuo de una parte del territorio cubano,
Guantánamo. A partir de 1903 se estableció una base militar norteamericana y a
cambio de un pago anual fijado ahora en la suma ridícula de u$5.000 los
norteamericanos permanecen en el lugar hasta que consideren que no le necesiten
más, eso sí, reconociendo la soberanía cubana en dicho territorio. Durante la
Guerra Fría éste enclave resulto un punto álgido de conflictos entre los
bloques liderados por las dos potencias hegemónicas de esas décadas.
Cuando EEUU inicia todas las
acciones militares punitivas contra Afganistán e Irak a partir del 2001, e
incluso las acciones antiterroristas dentro de su propio territorio, se
necesitó una prisión donde alojar prisioneros que serían tratados de acuerdo a
lo que la lucha antiterrorista requería, es decir, la violación de derechos
humanos. Estas prisiones no podía estar en lugares de fácil acceso al control y
a la opinión pública, por eso se localizaron en lugares estratégicos como la Isla
Diego García en el medio del Océano Índico, o en Guantánamo, donde todos los
Jack Bauer tendrían vía libre para interrogar en busca de información. El valor
de la supuesta información que sabían estos prisioneros justificaba cualquier
método. La serie 24 proveyó una inyección de opinión pública favorable y
condescendiente a estos métodos.
Una ley de George W Bush
permitía encerrar prisioneros no norteamericanos en éstos centros de detención
sin necesidad de juicio o siquiera de cargos o pruebas en su contra. Las
torturas físicas y psíquicas se hicieron cotidianas contras prisioneros sobre
los cuales recaían “sospechas”, dado que ninguno de ellos había sido sometido a
jueces que resolvieran su estatus jurídico.
Con el paso de los años la
situación de ésta prisión se fue conociendo, provocando duras declaraciones de
organismos de defensa de DDHH como por ejemplo Amnistía Internacional, o el
lapidario informe elaborado por el Comité Internacional de Cruz Roja. Incluso
la Corte Suprema de EEUU ha condenado en varias ocasiones la situación de los detenidos.
En 2015 un ex prisionero llamado Mohamedou Ould Slahi publicó un escalofriante
libro, “Diario de Guantánamo” en donde relata las torturas, humillaciones y
degradaciones a las que son sometidos.

Amnistía Internacional ha
criticado al plan de Obama dado que cierra el presidio de Guantánamo pero
reubica a los prisioneros en otros presidios, por lo que la ilegal situación
jurídica de estos sigue igual. No solo debe cerrarse esa oprobiosa prisión sino
que también debe ponerse a estas personas a disposición de la justicia, para
que se resuelva su situación de acuerdo a las garantías procesales mundialmente
reconocidas.
Pero más aun, debería
resolverse la situación de Guantánamo, Cuba, que desde hace años se rehúsa a
percibir el canon irrisorio que pretenden pagar los ocupantes, rechaza el
Tratado por haberse realizado por medio de la extorsión de la fuerza militar (se
firmaba o no se desocupaba militarmente la isla) algo que está contemplado y
prohibido por el derecho de los tratados internacionales, positivizado en la
Convención de Viena, y aunque no se aplique retroactivamente (es posterior a la
enmienda Platt sobre la que se basa la ocupación de Guantánamo) es claro que es
una situación de soberanía violentada que debe resolverse.
Obama visitará Argentina, lo
hará en una fecha tan delicada como el Día de la Memoria? Lo hará en nombre de
Jack Bauer y Henri Kissinger o en nombre de Martin Luther King y Noam Chomsky.
La realidad siempre es más confusa que un capítulo de la serie 24. Sin embargo,
la permanencia de Guantánamo, sea su prisión o su ocupación, es una ofensa al
orden internacional. Y debe cesar.